A las chicas le gustan los chicos - Winrina G!P

06

Minjeong.

Había pasado una semana. Una semana desde que nos citaron el proyecto —el cuál no volvimos a tocar—, una semana desde que Taeyeon se fue, y una semana desde que Jimin tuvo esa cita. Creí que todo iba a ir normal, pero me daban náuseas ver como el futbolista entraba todos los días por la ventana directamente hacia la habitación de Jimin. Al principio no me molestaba, hasta que comencé a escuchar sonidos algo extraños.

No es algo que debería importarme, pero ver la cara de ese idiota todos los días, era un verdadero problema para mí.

Bajé las escaleras hacia la cocina, pero me detuve al sentir la vibración de mi teléfono en mi bolsillo. Sonreí al ver la notificación de Yeji.

Hwang Yeji: ¡Hola, bonita!, ¿saldremos hoy? Tengo una tarde planeada para nosotras.

Kim Minjeong: Hola, Yeji. ¡Claro!, envíame la dirección y nos vemos allí.

Hwang Yeji: ¡Genial!

Cerré el chat y a los pocos segundos me llegó la ubicación del lugar.

— Miren nada más, si es la rarita haciendo cosas raras —una voz masculina habló detrás de mi. Rodé los ojos viendo a Jaewook —. ¿Cómo estás para el partido del viernes? Veo que mal.

— ¿Que te importa?

— ¿Hablaste?, ¡que sorpresa de ti, Kim Minjeong!

Su risa aturdió mis oídos, e iba a responderle hasta que Jimin bajó las escaleras, interrumpiendo.

— ¿Mi mamá se fue? — preguntó, viendo hacia los costados. Asentí sin darle importancia —. ¿Planeas salir hoy? Podemos seguir lo del proyecto.

Jaewook abrazó la cintura de la pelinegra con protección. Rodé los ojos y reí burlonamente.

— Saldré con Yeji, tal vez a la próxima — dije, viendo la hora en mi reloj —. Ya debo irme, nos vemos.

Sin decir más, salí de la casa y comencé a caminar hacia la dirección que me había enviado Yeji. Al llegar, la encontré sentada en una de las mesas del café.

— ¡Minjeong, hola!

— Hola, Yeji.

Nos sentamos y pedimos nuestros cafés, junto con un par de sándwiches. El ambiente era cálido y tranquilo, al parecer ambas estábamos disfrutando de la compañía de la otra. 

— ¿Te mudaste hace mucho?  — Yeji decidió romper el silencio. Asentí lentamente—. Debió ser duro, ¿no?

— No tanto, pero dejé demasiadas cosas en Washington... extraño demasiado a mis amigos, y demás.

— Te entiendo completamente, pero mira el lado bueno del asunto — se señaló con un dedo mientras sonreía con burla—. Ahora me puedes tener a mi, no seré como tus amigos de Estados Unidos, pero algo es algo.

Reí con diversión mientras asentía. Continuamos hablando sobre nuestras vidas, momentos agradables, y demás cosas. Yeji era una persona graciosa y atenta, además de ser muy hermosa. Conectamos casi al instante, y eso me agradó demasiado.

— ¡Tengo una sorpresa para ti! — exclamó con entusiasmo mientras salíamos del café. La miré con confusión y ella rio aún más —. Ven, necesitamos caminar un par de calles.

— ¿Caminar?, ¿es tan lejos?

 — Vamos, vaga, prometo que será rápido y te gustará. 

— ¡Bien!  — exclamé, rendida.