Si la Bianca de 18 años viera a la Bianca de 37 años, perdería la cabeza. La Bianca de 18 años jamás le perdonaría que haya dejado su carrera en Comercio Exterior para hacerse cargo a tiempo completo de sus cuatro hijos. Es más, le parecería hasta irreal que haya tenido cuatro hijos cuando se prometió a sí misma no tener ni uno.
La Bianca joven era una chica decidida, con un plan de vida tratado hasta el último detalle. Tenía sus sueños anclados en viajar por el mundo, trabajar en grandes empresas y ser una mujer independiente. No concebía la idea de ser madre, mucho menos tener una familia numerosa. Sin embargo, la vida, con su caprichoso sentido del humor, la llevó por caminos inesperados.
Y todo era culpa de él. Gavi, su esposo, había irrumpido en su vida como una tormenta inesperada, desbaratando sus planes y sueños con una intensidad que ello no pudo resistir.
Bianca recordaba cómo, con cada día que pasaba a su lado, su visón del futuro se ajustaba ligeramente, como si Gavi tuviera el poder de moldear sus sueños con su mera presencia. Eventualmente, el deseo de compartir su vida con él superó sus aspiraciones individuales. Se casaron después de un par de años, y aunque en el fondo de su mente todavía existían retazos de sus antiguos sueños, la realidad de su vida con Gavi era demasiado atractiva como para ignorarla.
Los niños llegaron uno tras otro, cada uno una sorpresa que, aunque inicialmente perturbadora, se convertía en una bendición inesperada. Su primer hijo, Ignacio, aunque inesperado, fue quien le enseñó el verdadero amor. Ese amor del que su madre, suegra, abuelas y tías hablaban. Ignacio, ahora de 17 años, había crecido siendo el reflejo de la bondad y la sensibilidad de Gavi. Con su sonrisa cálida y sus ojos llenos de sueños, él fue el primero en mostrarle a Bianca que la vida podía ser hermosa de formas que nunca había imaginado.
Luego vino Trinidad, la única niña, que con sus 13 años llenaba la casa de energía y risas. Trinidad tenía una fuerza interior que Bianca admiraba profundamente, un reflejo de la determinación que ella misma había tenido a su edad. Con su espíritu indomable y su corazón generoso, Trinidad se convirtió en la confidente y compañera inseparable de Bianca, un lazo que sólo madre e hija podían entender.
Santiago, su tercer hijo, llegó diez años atrás. Con sus 10 años, era un niño curioso y lleno de vida, siempre preguntando el porqué de las cosas y buscando aventuras en cada rincón de la casa. Santiago tenía una imaginación desbordante y una creatividad que a veces dejaba a Bianca sin palabras. Él veía el mundo de una manera tan única que le recordaba a Bianca la importancia de la perspectiva y de mantener siempre la mente abierta.
Por último, Lorenzo, el más pequeño de todos, con solo 3 años, había traído una nueva ola de ternura a la familia. Su risa contagiosa y sus pasos tambaleantes eran un recordatorio constante de la inocencia y la pureza de la infancia. Lorenzo, con su mirada curiosa y su amor incondicional, era el lazo que unía a todos, el pequeño sol alrededor del cual orbitaban sus días.
Y por más de que Bianca amaba a sus hijos, a veces no podía evitar pensar en lo bien que le vendrían unas vacaciones para ella sola. Desde el nacimiento de Ignacio, ella se ha dedicado a vivir por y para sus hijos, dejando de lado muchas cosas, y una de ella su trabajo por el cual había luchado tanto por conseguir. Sabía que era la única opción que tenía; su esposo estaba en la cúspide de su carrera futbolística en el Barcelona, y Bianca no quería que otra persona criara a sus hijos, por lo que tomo la decisión de renunciar a su trabajo y dedicarse a ellos.
La renuncia no fue fácil. Recordaba con claridad el día en que entregó su carta de dimisión, sintiendo una mezcla de liberación y pérdida. Sus colegas la miraban con asombro y, en algunos casos, con una compasión que la hacía sentir aún peor. Pero en el fondo, sabía que era la decisión correcta para su familia. El éxito de Gavi significaba viajes constantes y una vida llena de compromisos, y alguien tenía que estar ahí para proporcionar estabilidad a sus hijos.
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𝐃𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐓𝐄 | Pablo Gavi
Fanfiction"my reputation's never been worse, so you must like me for me" [gavi x oc!fem]