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Jeff

Todavía estaba reflexionando sobre lo que me había contado Way cuando nuestro mayordomo anunció la llegada del duque.

Mi corazón saltó y comenzó a latir más rápido.

Me obligue a sentarme. Agarre mi tablet y fingí estar absorto en ella. No levante la cabeza al oír pasos.

—Way —murmuró Alan—. Buenas noches.

—Su excelencia —dijo Way.

Ahora que Way me había hablado de su dificultad para hablar con el duque, pude notar lo inusualmente dócil que sonaba.

—Te ves hermoso esta noche —dijo Alan sin mucha inflexión. Sonaba... ¿distraído?

—¿Sólo esta noche? —murmure con sarcasmo, sabiendo que Alan lo oiría. Pero tan pronto como dije eso, me arrepentí. ¿Qué pasó con mi resolución de ignorar a Alan? Aunque para ser justos, no estaba hablando con él, ¿verdad? No era asunto de nadie lo que murmuraba en voz baja.

Way murmuró una respuesta que se perdió en el aire, mientras todos mis sentidos se agudizaban, sintonizados únicamente con Alan. Era como si mi reciente celo hubiera amplificado mi percepción, permitiéndome captar su esencia a pesar de la distancia. El aroma almizclado de Alan me envolvía, mareándome, incitándome a inhalar más profundamente, a llenarme de su presencia embriagadora. ¿Cómo podría ignorar esa cercanía que hacía temblar mi cuerpo con impaciencia, que aceleraba mi corazón hasta el punto de hacer temblar mis dedos? Me aferré a la tablet con más fuerza, intentando calmar los temblores.

Y entonces, su mirada cayó sobre mí.

—Buenas noches a ti también, Jeff —dijo Alan, su voz suave como una caricia.

Un calor inesperado me recorrió, encendiendo cada fibra de mi ser. ¿Acaso mi celo no había terminado? Me reprendí internamente. Era el prometido de mi hermano, no debía reaccionar así.

El silencio se alargó hasta que Way tosió, claramente consternado por mi falta de cortesía.

Suspiré, resignado.

—Su excelencia —dije, manteniendo la vista fija en la tablet.

—Parece que aún estás molesto por mis palabras anteriores.

¿Molesto? No, no era un niño para estarlo.

—No estoy molesto, Su excelencia —repliqué con firmeza.

—Lo estás, de lo contrario no sería 'Su excelencia'.

—Es la forma correcta de dirigirse a un duque, aunque he oído que pronto será 'Su Alteza'. Dime, ¿Qué se siente al usurpar la corona de tu primo?

La tensión se palpaba en el aire, espesa y cargada. ¿Qué había hecho? Las palabras habían salido sin pensar, impulsadas por una emoción que no lograba comprender.

Way emitió un sonido sofocado, y finalmente levanté la vista. Estaba pálido, encogido en el sofá opuesto, sus ojos grandes y llenos de temor fijos en Alan.

Con un nudo en el estómago, seguí su mirada hasta encontrar a Alan. Su expresión era un enigma, intensa y difícil de descifrar.

Tragué saliva, lamentando mi impulsividad.

—¿Qué? —dije, mi tono más hostil de lo necesario. ¿Por qué me sentía tan alterado? —. ¿Estoy equivocado, Su excelencia?

Un músculo en su mandíbula se tensó.

—Si realmente quieres saberlo, no tuve nada que ver con la decisión del rey. Aunque no lo creas, Babe habría sido desheredado de todas formas. Hay otros alfas que podrían tomar su lugar si yo me negara.

Instintos (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora