22

200 20 0
                                    

Alan

—Siéntense.

Babe y yo nos miramos unos instantes antes de sentarnos frente al rey.

Stefan nos miró con disgusto.

—Estás aquí sólo por tu primo —dijo, mirando a Babe—. Todavía no estás perdonado, muchacho.

Babe resopló.

—No necesito tu perdón. Y tienes el descaro de jugar a ser la víctima después de lo que me hiciste. Alan es la única razón por la que estoy aquí.

—¿Y qué te hice? —Stefan dijo sarcásticamente—. ¿Te di una designación superior? Qué crimen.

Babe se sonrojó, su olor se espesó con su ira.

Me pellizque el puente de la nariz. No podía creer que tenía que estar aquí por esto, en vez de estar aclarando todo con Jeff.

—Suficiente —dije con frialdad, haciendo que el rey volviera la mirada hacia mí—. No tenemos tiempo para esto. Babe está aquí como un favor para mí, Su Majestad. Trátelo con respeto o nos iremos los dos.

Ahora la cara de Stefan también se enrojeció.

—Eres insolente, debería echarte del país también, en lugar de hacerte mi heredero.

Lo mire a los ojos firmemente, me recline en mi silla y dije:

—Podrías. Pero no lo harás. Eso molestaría a mi madre, ¿no?

El rostro de Stefan se quedó en blanco.

—Estás olvidando tu lugar, muchacho —siseó.

—¿De qué están hablando? —Interrumpió Babe con la voz llena de confusión.

Sonreí sin dejar de mirar al rey. Joder. Estaba tan harto de mentir.

—Pregúntale a nuestro padre, Babe.

Babe emitió un sonido ahogado.

—¿Qué...?

—Cállate —gruñó Stefan, mirándome—. No sabes nada.

Mi sonrisa se ensanchó.

—De hecho, sé mucho, padre. Y ahora entiendo lo que antes no entendía —Los encantadores ojos de Jeff brillaron al frente de mi mente mientras recordaba mi propio deseo, necesidad, de hacer todo por mi omega. Ahora entendía que no era una exageración cuando la gente decía que los alfas podían matar para hacer felices a sus omegas. No importa cuánto Stefan pudiera resentir su atracción por Pean, ella seguía siendo su compañera, y eso era algo con lo que un alfa no podía luchar. No se podía luchar contra la propia naturaleza. Era una batalla perdida si uno lo intentaba. Yo no iba a repetir los errores de mi padre.

—Pero eso es irrelevante ahora —dije, mirando a Babe, que parecía como si lo hubiera atropellado un camión—. Te lo explicaré todo más tarde —le dije en voz más baja.

Babe asintió, todavía luciendo aturdido y confundido.

Le dedique una pequeña sonrisa tratando de darle algo de seguridad.

—Por lo que vale —dije, mirando a Babe—, estoy agradecido de que estés aquí —le sonreí burlonamente—. Sé lo difícil que debe haber sido separarte de tu marido.

Babe soltó una risa débil, todavía luciendo aturdido.

—¿Pero cómo? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Quién es tu madre?

—Eso es irrelevante —dijo Stefan—. Volvamos al tema que nos ocupa. Esta noche, anunciaremos que Babe renunciará voluntariamente a la línea de sucesión —Miró a Babe, como desafiándolo a contradecirlo.

Instintos (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora