Capítulo 5

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𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟 𝑆𝑚𝑖𝑡ℎ

𝑨𝒅𝒂𝒓𝒂

Después del encuentro que tuve con los deudores de mi padre, nos dirigimos a la mansión con afán, ya que Akim se desmayó y me preocupa, el desde un principio supo que yo pertenecía a este mundo y aun así decidió estar conmigo, por lo que decidí mostrarle parte de lo que es mi día a día pero terminó mal.

Después de aproximadamente veinte minutos llegamos a la mansión, antes de partir mis hombres llamaron al médico de la familia, por lo que este ya debería estar esperando a que lleguemos. Bajan a Akim con cuidado y nos dirigimos a su cuarto donde el médico esta esperando, justo cuando voy a entrar una voz me detiene

—Señorita Meyer —el chico con el que me encontré cuando llegué me habla —disculpe la molestia, pero tenemos al hombre que vió aquel día en el bosque —me había olvidado de ese tema—

— Excelente trabajo, ahmmm —lo miro esperando su nombre —

—Oh —su cara refleja asombro — Crude, mi nombre es Thomas Crude señorita

—Bien Crude, encárgate tú de él, iré más tarde

— Claro —asiente sonriéndome dulcemente algo característico suyo al parecer — con permiso

Avanzo a la habitación encontrándome a mis hombres chismeando como viejitas de barrio, utilizando un tono de voz poco audible, asi que me veo obligada a acercarme lentamente para escuchar

—Es una nena maricona —rie en voz baja uno de ellos dirigiendo su vista a Akim —

—Aposta a qué tiene las pelotas desinfladas — suelta una sonora carcajada —

— ¿Cuáles? Si no tiene —responde el otro—

— Se le moja la canoa —ninguno contiene la risa y yo me quedo estática esperando a que sigan hablando —

— Apuesto mis pelotas a qué si

Me acerco aún más, posando mis brazos en el hombro de cada uno —No será necesario apostar, seré yo misma la que les corte a ambos sus malditas pelotas si no se largan a trabajar —les digo mientras voltean a mi adoptando una pose rígida—

— Con permiso —contestan al unisono—. La lengua que tienen les alcanza para limpiarse el estiércol que tienen metido en el culo, es más hasta para trapiar el piso les da.

Espero a que se vayan y me dirigo al doctor Nichele, que me informa que Akim está bien, que solo se le bajó la presión y despertará pronto. Es una situación que me preocupa, si no soportó algo tan simple como lo es para mí un asesinato a sangre fría, no soportará ver torturas, nombre que no acapara la magnitud de tal palabra, al momento de matar no hay indicios de compasión o virtud, en mi sistema no hay empatía alguna, me rindo en la oscuridad y ya no hay redención alguna para mi alma, en mi interior se enciende una llama demoníaca dónde no existe piedad para con mi víctima, dónde la oscuridad y maldad caminan de mi lado dándome el nombre de la reina de las sombras.

Ha sido un día realmente agotador, llego a mi habitación queriendo sentarme en mis hermosos y suaves muebles los cuales veo con deseo, se siente como esos comerciales donde caes al vacío y aterrizas en un algodón de azúcar, mi trasero cae en los suaves muebles al tiempo que evoco un suspiro de tranquilidad, y cuando estoy a punto de cerrar los ojos, una voz irritante y pasos de ogro interrumpen mi momento de paz.

— ¡Adara! —grita mi hermana desde el umbral—

—No grites, te escucho bien —rodeo los ojos, dirigiéndolos con pereza al parlante de mi hermana — ¿Qué pasa? —pregunto —

Amor En Medio De Traición  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora