Tal vez la culpa siempre fue suya.
Hace un par de meses, cuando recién se había presentado y todavía el aroma a cachorro estaba presente en su olor se había dado cuenta que era diferente.
Radicalmente diferente, tenía 16 años y fue de los últimos en presentarse, las hormonas corriendo como locas por sus venas en su primer celo, rogando por alivio.
Aunque no sabía de que tipo, solo quería que el escozor debajo de su piel desapareciera, que el calor en su vientre bajo se fuera.
Tal vez ahí estuvo el primer error, que nunca supo que tipo de alivio necesitaba.
Sus padres eran herméticos, cerrados, no se hablaba de ese tipo de cosas en su casa, no se hablaba de su cuerpo ni lo que pasaba con él, era ignorante a muchas cosas, como si no existieran para él.
Sabía un par de cosas, porque su escuela daba charlas de vez en cuando, sabía sobre los celos, los anticonceptivos y los supresores y luego sabía otras cosas que no enseñaban en su escuela.
Fran era su único amigo omega, más experimentado que él, aunque tenían la misma edad y aprendió un par de cosas con el: sobre los nudos de los alfas, sobre las cosas que podían gustarle y que no, como endulzar su olor.
Cómo agradarle a un alfa, aunque Fran nunca ocupaba sus propios consejos, demasiado establecido con su novio como para usarlos.
Tal vez ahí estuvo el segundo error, no entendía lo que sabía.
Cuando acabo su primer celo, sus manos estaban húmedas con sus propios fluidos y sentía como su cuerpo se reorganizaba, gritando de dolor cada que un calambre lo recorría.
En algún momento de lucidez, cuando su cuerpo no estaba ardiendo de dolor y su agujero goteando, decidió levantarse de su cama, su espejo reflejando su cuerpo.
Era diferente, muy diferente ahora, aunque solo hubieran pasado unos días, los boxers que se había puesto en algún momento colgando levemente y sus shorts largos cayendo hasta que se acumulan en su cintura.
Se ve más delgado, aunque en su cabeza no logra pensar en como pudo pasar eso, se examina frente al espejo, largos segundos donde mira su abdomen mas tonificado.
Intenta pensar en una respuesta, aunque es casi imposible para el lograrlo, su cabeza en una neblina aparentemente permanente, se gira y entonces obtiene una respuesta.
Su pecho está un poco más grande, como si hubiera entrenado, los músculos hinchados, no se atreve a tocarlos, asustados de lo que pueda pasar y luego mira su trasero, que es obviamente más grande y estira la tela de sus shorts.
Los cambios son extraños e incómodos, y está tan concentrado en pinchar y estirar su piel como para notar a su madre entrar.
"Mírate bebé, sos todo un omega" Ella le dice, poniéndose detras de él, sus manos delicadas sobre sus hombros y su olor florar rodeándolo como una manta. "Serás tan buena mamá cuando crezcas"
Pipe no dice nada, observando como su mamá pone sus manos en sus caderas y le sonríe a traves de su reflejo.
"Tenés caderas perfectas para parir" Su madre le dice, extrañamente feliz y honestamente a Pipe le asusta un poco como ella parece tan satisfecha por ver su cuerpo frente a su espejo "Tal vez deberíamos sacarte del colegio y enseñarte a ser buen omega"
Pipe traga en seco, deslizando sus manos sobre su abdomen, que tiene tenues abdominales marcados debajo de la piel "No mamá, por favor no"
Su voz también es más aguda.
"Es una broma bebé, tenés que terminar el secundario antes de casarte con un buen alfa" Su madre lo gira suavemente, sus manos en su mandíbula, y no puede hacer otra cosa mas que mirarla a los ojos.
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niño hermoso | pipe x juani (omegaverse)
FanfictionPipe nunca va a estar completamente solo, no importa cuánto lo intente, su manada siempre estará ahí. "¿Has visto a nuestro niño hermoso?"