Capítulo 5

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Mi mamá le indica al chófer en donde debe parar, y el sigue unas cuantas casas más y para frente a un gran edificio de ladrillos marrones, es bastante bonito, tiene un gran patio con césped y unos cuantos caminillos hechos en grava.

-¿Cuánto es?- Le preguntó mi mamá al chófer.

Y el chófer le indica la suma monetaria, y me di cuenta que aquél señor nos redujo casi la mitad del precio que indicó el taxímetro, y me parece muy generoso de su parte.

Mi mamá y mi abuela se bajan primero y luego me ayudan a mí a bajar, sacando primero las muletas y luego ayudándome a apoyarme en sus hombros, me bajo y doy trompicones antes de poder recobrar el equilibrio.

Mi mamá se adelanta a nosotros y habla con el portero que estaba cuidando la entrada, el abre la puerta, nos saluda y luego nos brinda una blanca y reluciente sonrisa; entonces mi mamá llama al ascensor, el cual se tarda 2 minutos en llegar, luego se abre y entramos en él.

El ascensor es bastante amplio y dentro suena la típica música de ascensor (Otra vez, sé perfectamente de lo que hablo, pero no recuerdo haberme subido jamás a un ascensor), entonces mi mamá teclea unos números en el tablero al lado de la puerta, el ascensor se cierra y sube. En la parte derechas de él hay un gran espejo, y aprovecho para mirarme de pies a cabeza, sigo teniendo la misma ropa que tenía cuando salí del hospital, entonces me miro y observo más detalladamente mi reflejo.

Tengo los grandes ojos azules de mi mamá y mi abuela, y el mismo cabello castaño de toda la familia, soy unos pocos centímetros más alto que mi madre y mucho más delgado, me veo muy débil, como si no hubiese comido o ejercitado hace años, pero me siento fuerte, no sé por qué, pero me siento valiente.

Cuando el ascensor termina de subir, nos bajamos, estamos en el piso 11, hay un pasillo largo y bien iluminado, con dos ventanales grandes al fondo, en el suelo hay una alfombra gris y las paredes están pintadas de azul claro, caminamos unas cuantas puertas y paramos frente a una gran puerta de madera con el código K44, mi mamá la abre y hay un gran e iluminado apartamento tras la pueta; hay una gran sala de muebles blancos y una mesa de comedor al lado, en la parte norte del apartamento hay una cocina y al lado hay un patio que tiene vista hacia la calle, al sur se encuentran tres habitaciones, la de mi madre, la de mi abuela y la mía, al ver la mío ignoro todo lo demás.

Camino lo más rápido que mi pierna rota me permite, mientras mi mamá y mi abuela empiezan a hablar sobre cuentas y gastos; cuando entro a mi cuarto veo que es bastante minimalista, las amplias paredes están cubiertas de varios pósters de The Beatles, la cama es unas cama semidoble con una gran y gruesa frasada arriba, hay un escritorio en el cual hay un computador, hay varias lámparas de lava y al fondo hay un librero lleno hasta el tope de libros y unas cuantas películas, hay un armario y a su lado un espejo, y entonces aprovecho para darme una ducha y cambiarme de ropa, entonces busco el baño por toda la casa hasta que lo encuentro y me dispongo a darme una ducha.

El baño es de azulejos verdes y es bastante pequeño, entonces me quito la ropa y me veo en el espejo, me veo aún más débil de lo que me ví en el ascensor; con la luz del baño puedo detallar que tengo unas ojeras bastante moradas y que estoy realmente delgado puesto que mi brazo no crece mucho desde mi muñeca hasta mi hombro, puedo ver mis huesos de las costillas y tengo las piernas tan delgadas que parecen estar construidas únicamente con hueso y piel. ¿Habré sido así por elección antes de mi accidente?.

Me doy vuelta y veo en el reflejo del espejo que tengo dos tatuajes en la parte de atrás de mis brazos, uno es un círculo con letras negras que dice: Not For Everyone, me gusta bastante  y el otro es una frase en letras cursivas elegantes que dice: All You Need Is Love, me gustan mucho los tatuajes, y luego me pregunto cómo habrá sido la experiencia de pintar tu piel para siempre.

Me meto a la ducha y cuidadosamente me lavo con jabón todo el cuerpo, me lavo el pelo y me quedo unos minutos bajo el agua caliente, después tomo conciencia del tiempo y salgo.

No puedo tolerar mi reflejo, es que, me veo tan débil, tan vulnerable, pero dentro de mí me siento fuerte, no congenia una cosa con la otra; entonces me harto del Charlie del espejo, abro la puerta y me voy.

Un café, por favor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora