El fin de semana llegó con un aire de expectativa y nerviosismo para Martin. Sus padres, Rafa y Rebeca, venían de visita a Madrid, acompañados por su hermano mayor, Rodrigo. Aunque Martin estaba emocionado de ver a sus padres, la presencia de Rodrigo siempre traía consigo una tensión subyacente.
Rodrigo era un exitoso empresario, conocido por su agresiva actitud en los negocios y su habilidad para cerrar grandes tratos. Martin, por otro lado, había dedicado su vida a la enseñanza, una elección que Rodrigo nunca había entendido ni valorado. La fricción entre ellos era palpable, especialmente en reuniones familiares como esta.
—Martin, qué gusto verte. —dijo Rafa, abrazando a su hijo al llegar al apartamento.
—Hijo, el lugar está encantador. —añadió Rebeca, tras también abrazar al menor con una sonrisa cálida mientras recorría con la vista el pequeño pero acogedor apartamento de Martin.
—Gracias, ama, aita. Es bueno tenerlos aquí, ya los extrañaba mucho—respondió Martin, devolviendo la sonrisa.
Rodrigo entró después, con su característica actitud segura y altiva.
—Hola, hermano. ¿Qué planes tienes para nosotros hoy? —preguntó Rodrigo, con un tono ligeramente condescendiente.
—Pensaba llevarlos a algunos lugares históricos y luego a un café que me gusta mucho. —dijo Martin, tratando de mantenerse positivo.
—Eso suena... modesto. Pero tengo una mejor idea. Hay un restaurante italiano muy bueno aquí en Madrid, Bella Grande. He oído que es uno de los mejores de la ciudad. —dijo Rodrigo, sacando su teléfono para hacer una reserva.
Martin suspiró internamente, sabiendo que Rodrigo siempre prefería las opciones más caras y ostentosas. Sin embargo, accedió para mantener la paz.
—Está bien, Rodrigo. Vamos a donde quieras, con que estén aquí. —dijo Martín, resignado. Su madre le dirigió una media sonrisa, siempre trataba de que sus hijos se llevaran bien pero había sido muy difícil.
Una hora después, la familia llegó al elegante restaurante italiano. Estaba llenísimo y había mucha gente esperando, su hermano se dirigió a la recepcionista para pedirles la mesa que había podido conseguir horas antes.
—¿Rodrigo Urrutia? Si, dejame revisar, la mesa está al fondo y estamos esperando a que se desocupe para poder dársela, estamos llenisimos así que las reservaciones van a tardar un poco..— comentó amablemente la mesera.
—Pero si me aseguraron que la iban a tener lista— respondió Rodrigo mirando despectivamente a la señorita
—Hijo..— Rebeca puso una mano en el brazo del mayor — Podemos esperar
—¿Esperar? Claro que no — volteo a ver a la recepcionista — ¿Que podemos hacer para que nos pasen en este momento? ¿Sabes quien soy?
Martin rodó los ojos cuando escuchó a su hermano, siempre era lo mismo y odiaba que siempre sacará el mismo discurso materialista para poder conseguir algo.
— ¿Martin? — el menor se volteó cuando escucho su nombre y una voz medio reconocida.
—¿Juanjo? — el vasco vió al mayor junto con una pelirroja a su lado, lo observó por dos segundos y se percató de su uniforme de chef. Definitivamente se sorprendió al ver a Juanjo detrás del mostrador, hablando con algunos de los camareros. No sabía que el mayor era chef y mucho menos que trabajaba allí, y verlo fue una agradable sorpresa.
—Martin, qué sorpresa verte aquí. —dijo Juanjo, acercándose para saludarlos con una sonrisa. La pelirroja le alzó una ceja pero se acercó de igual forma.
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lecciones del corazón
RomanceMartin Urrutia es un maestro de primero de primaria dedicado y apasionado, conocido por su habilidad para conectar con sus alumnos y por su enfoque innovador en la enseñanza. Sin embargo, detrás de su sonrisa amable, lleva una vida solitaria marcada...