A la mañana siguiente, él se despertó primero. Cuando yo me levanté me encontré con una cama vacía, y con que la casa olía a tortitas recién echas. Retth había hecho el desayuno, tortitas y algo de fruta que se encontró por la nevera, me dijo que él también quería agradecer que lo dejara quedarse a dormir.
- ¿Y te vas a ir ya? - pregunté.
- Sí, luego al acabar de desayunar le devolveré la ropa a tu hermano y me iré para Zaragoza.
¿Por qué macabro motivo no quería que se fuera?
- Eso me parece injusto -dije con mala cara.
- Injusto es que no le devuelva la ropa a tu hermano Alana – comentó extrañado.
- No es eso – dije riendo - tú me enseñaste tu ciudad, yo te tengo que enseñar la mía.
No iba a dejar que se fuera tan fácilmente.
Eso es.
- ¿Esto no será una excusa para estar más tiempo conmigo, verdad que no zanahoria?
- ¿Con lo mal que me has caído? No creo – respondí burlona y él se río con ganas.
- Me parece justo. Me quedaré hasta esta tarde para que te dé tiempo a enseñarme lo mejor de tu ciudad, y si me gusta, quizá me venga a vivir a esta enorme mansión, nadie lo notaría. Creo yo.
- Yo sí que lo notaría - él sonrió - Notaría que alguien que se cuela en mi cama en medio de la noche - sonreí amablemente y recogí el plato de la mesa para llevarlo a lavar.
Pasamos todo el día juntos, le enseñé los mejores lugares y monumentos de la ciudad, no sabía tanto como él de fechas y nombres, pero, intenté explicárselo lo mejor que pude. También fuimos a una pequeña cafetería situada en una de las calles menos conocidas de la ciudad. Esta era pequeña pero acogedora, combinada con tonos marrones y verdosos. Pedimos algo de tomar mientras hablábamos de qué planes teníamos para después, yo le propuse ir a comprar bañadores - para no tener que ir a casa - y poder ir a la playa directamente, para mi sorpresa él aceptó.
Estuvimos un rato más hablando sobre nuestros gustos personales y anécdotas graciosas del pasado hasta que escuché una voz extrañamente familiar, no podía ser, no podía ser él. Me giré y vi a Noah que estaba de pie apoyado en la barra con un brazo, pidiéndose un café. Un café corto como siempre pedía. Creo que se me paro el corazón cuando vi que venía hacia nosotros.
- Hola Aly, ¿quién es tu amigo? - preguntó ¿pero con qué derecho preguntaba el ahora?
- Un conocido de hace mucho, ha venido a visitarme, ¿algún problema con esto Noah?
- No, ¿qué problema iba a tener?
No le respondí de un trago a mi bebida y saqué el móvil de mi bolsillo.
- Alana, ¿el día del lago estaba segura de que estabas dormida?
- Claro que lo estaba, ¿por qué me lo preguntas? ¿Pasa algo?
- No, no, nada. Te fuiste de repente y pensé que habías escuchado algo de la conversación con Tobías.
- ¿Algo como que, Noah?
- Por dios Alana, sabes muy bien lo que escuchaste -me acuso señalándome con el dedo índice.
A todo esto, Retth se había quedado callado y permanecía en el mismo lugar, mirándonos atónito, bebiendo de su refresco.
- Pues no preguntes si ya lo sabes Noah. ¿Te crees que yo iba a las quedadas contigo? ¿Por ti? Iba por mi hermano y porque Leyre, como bien sabes, le gusta a mi hermano y no se quería quedar sola con vosotros.
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El destino
Romance¿Tu crees en el destino? Déjame decirte que gracias al destino todo fue posible. Patricia es una chica normal a la que un mal entendido le va a cambiar la vida. Rhett es un chico con muchos problemas los cuales se le van a solucionar todos.