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El suave resplandor de la lámpara de noche iluminaba apenas la sala, donde la pareja descansaba plácidamente en el sillón. La menor, exhausta por la semana intensa en la universidad, había caído profundamente dormida, con la cabeza recostada en el hombro de su novio.

De repente, el silencio fue roto por el insistente sonido del teléfono de Samantha sobre la mesa de café. Félix, sin querer perturbar el sueño de su novia, contempló el dispositivo con indecisión por un momento, pero el tono persistente lo hizo reconsiderar.

Cuando se disponía a levantarse con cuidado para atender el teléfono, vio en la pantalla el nombre de Vero, la hermana mayor de Samantha. Decidió tomar una decisión rápida y contestar en lugar de despertarla.

—¿Hola?—saludó Félix, intentando mantener la voz baja.

—Samantha, ¿por qué chingados rechazaste la beca?—exclamó Vero al otro lado de la línea, con evidente frustración en su tono.

Quedó momentáneamente aturdido por la pregunta directa y la forma en que Vero se expresaba—Soy Félix—respondió finalmente, tratando de aclarar la confusión.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que Vero se diera cuenta de su error—¡Ay, perdón! Pensé que eras la chaparra—se disculpó rápidamente.

—No te preocupes, Vero. Oye, ¿pero a qué te refieres? A mí no me ha comentado nada de ninguna beca.

—Pues a nosotros tampoco, pero acaban de llamarme de la universidad diciendo que ha rechazado la beca en Oxford y que aún tiene tiempo para arrepentirse.

—No mames, hablaré con ella. No puede rechazar una oportunidad así. ¿Por qué lo habrá hecho? —dijo lo último en un susurro.

—Sinceramente, Félix, yo creo que lo hizo por ti. Oye, cambiando de tema, ¿qué haces a estas horas con Samy? ¿Mis papás saben de esto o estás a escondidas ahí?

—Tus papás salieron a una boda en Guadalajara, además se quedarán algunos días allá y dejaron que me viniera a quedar aquí para que Samy no estuviera sola.

—Ah, está bien. Pero escúchame, Félix, no quiero que la chamaca salga con su domingo siete, ¿eh?

El se sonrojó—Claro que no, Vero.

Samantha se despertó con los rayos del sol que se filtraba por las cortinas. Bajó las escaleras hacia la cocina, donde el aroma tentador del desayuno la recibió. Allí lo encontró concentrado, moviéndose con gracia entre las sartenes y los ingredientes.

Al verla entrar, Félix sonrió ampliamente—Buenos días, mi amor—saludó él con cariño, volteándose para enfrentarla.

No pudo evitar emocionarse al verlo tan entregado en la cocina. Se acercó a él y lo abrazó por la espalda.

—Me encantaría despertarme todos los días y encontrarte así—susurró ella con sinceridad.

Félix se dio la vuelta y la abrazó de vuelta, su corazón hinchándose de felicidad ante sus palabras—Y yo también—respondió él suavemente, inclinándose para besarla dulcemente en los labios.

Después de un breve momento, Félix separó el abrazo y señaló hacia la mesa—El desayuno ya está listo. Ven, siéntate y disfrutemos juntos—invitó con una sonrisa cálida.

—Te amo mucho—habló la rubia.

Félix tomó aire antes de hablar—Samy, quiero hablar sobre la beca en Oxford.

Frunció el ceño, sorprendida y un tanto molesta por el giro de la conversación—¿Cómo te enteraste de eso?—preguntó ella directamente, buscando entender cómo había llegado la noticia a sus oídos.

Te amo ¿Tú me amas? [Riverduccion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora