Valeria tomó aire y decidió ignorar la presencia de Fede. Con paso firme, se dirigió hacia Sara, quien estaba conversando con un grupo de amigos. Al verla, Sara levantó la mano y sonrió ampliamente.
— ¡Valeria! ¡Qué guapa estás! — exclamó Sara, abrazándola con entusiasmo.
— Gracias, tú también luces espectacular — respondió Valeria, devolviendo el abrazo.
La música retumbaba en el club, y el ambiente estaba cargado de energía. Valeria se dejó llevar por la conversación y las risas, intentando dejar a un lado su preocupación por Fede. Sin embargo, no podía evitar notar las miradas furtivas que él le lanzaba desde el otro lado del club. Sentía su presencia como una sombra persistente.
— ¡Vamos a bailar! — gritó Sara, tomando a Valeria de la mano y llevándola a la pista de baile.
Valeria se dejó arrastrar, agradecida por la distracción. La pista estaba llena de gente, y pronto se encontró moviéndose al ritmo de la música, riendo y disfrutando del momento. Marcos, que había estado observando desde la barra, se unió a ellas, asegurándose de que Valeria se sintiera cómoda y segura.
A medida que la noche avanzaba, Valeria comenzó a relajarse de verdad. La compañía de Sara y Marcos, junto con el ambiente festivo, la hicieron olvidarse de sus preocupaciones. Empezó a beber más de lo habitual, disfrutando de la sensación de libertad que el alcohol le proporcionaba. Los tragos seguían llegando y Valeria seguía bebiendo, riendo y bailando con Sara y Marcos.
Sin embargo, la euforia pronto dio paso a un mareo cada vez más intenso. Valeria perdió de vista a Sara en la multitud y, en su estado de embriaguez, no se dio cuenta cuando también se separó de Marcos. Se encontró sola en la pista de baile, tambaleándose mientras intentaba mantenerse de pie.
De repente, un chico desconocido apareció a su lado.
— ¿Estás bien? — le preguntó con preocupación.
Valeria negó con la cabeza, sintiéndose cada vez más desorientada. Antes de que pudiera decir algo más, el chico la tomó del brazo y la condujo fuera del club. Valeria intentó protestar, pero se sentía demasiado débil para resistirse. Las luces y los sonidos del club se desvanecieron mientras el chico la ayudaba a subir a un coche.
— Todo estará bien — murmuró el chico mientras arrancaba el coche.
Valeria no pudo responder. La oscuridad la envolvió y se quedó dormida en el asiento del copiloto, sin saber qué le deparaba la noche.
Cuando abrió los ojos, la luz del sol se filtraba a través de las cortinas de su habitación. Se incorporó lentamente, con la cabeza doliéndole y los recuerdos de la noche anterior borrosos. Miró alrededor y reconoció su propia cama, pero no tenía idea de cómo había llegado allí.
— ¿Qué pasó ayer? — murmuró, frotándose las sienes.
En ese momento, la puerta de su habitación se abrió y entró Marcos, con una expresión de alivio y preocupación.
— Valeria, ¿estás bien? Te estuve llamando toda la noche. Estuve buscándote por todas partes. ¿Qué pasó? — preguntó, acercándose a ella.
Valeria lo miró con confusión, intentando recordar.
— No lo sé, Marcos. Estaba muy borracha. Recuerdo estar en el club, pero después... todo es un borrón. Hubo un chico que me ayudó a salir, pero no sé quién era. Desperté aquí. ¿Tú me trajiste?
Marcos negó con la cabeza.
— No, no fui yo. Cuando no pude encontrarte, pensé que te habías ido con Sara. Pero cuando ella tampoco supo nada de ti, empecé a preocuparme de verdad. ¿Estás segura de que estás bien? ¿Recuerdas algo más?
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Detrás de la cámara - Fede Vigevani
Romansa"Detrás de la cámara es donde realmente sucede la magia; ahí es donde descubrimos nuestro amor."