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Cuando la ventisca fría pasó alrededor de ellos, moviendo sus cabellos y uniformes, Fushiguro respiro profundo, relajándose con la sensación del viento.
Nanami hablaba con Itadori, ambos saldrían a una misión. Kugisaki acomodaba su falda y miraba con alerta como las nubes se formaban con señal de lluvia arriba de sus cabezas.
—Será rápido.— Aseguró Kugisaki, mirando a Fushiguro, acomodando su cabello. —Tu y yo haremos esto rápido.
Fushiguro asintió.
—Tomémoslo como reto personal.— Le susurró. —Hay que llegar primero que esos dos.— Apuntó a Nanami e Itadori.
Después de la última noche que vio a Gojo, salió de misión, otra vez.
Estuvo yendo y viniendo, lo pudo ver con cortos saludos cuando le tenía que entregar los reportes de actividades y misiones. Casi no pudo interactuar o hablarle ya que estaba con Shoko o Nanami o hasta el director.
Supuso que la misión en la que estaba debía ser de pasos diversos. Le sorprendía que nadie sabía mucho al respecto y él ciertamente se había concentrado en otros sentimientos antes de preguntarle.
Se sentía poco profesional, un hechicero despistado y con las hormonas alborotadas y su corazón distraído.
Debió haberle preguntado cuando tuvo oportunidad. ¿Se estaba preocupando más por si mismo? Es decir, estar pendiente de lo que estaba pasando era importante. No podía dejar que lo tomaran con sorpresa.
—Fushiguro.— Dejó de escuchar a Kugisaki para mirar a Nanami, Itadori ya había caminado al auto. Le hizo una señal para que se acercara y Kugisaki anunció que se adelantaría.
—Ten esto.— Le entregó una carpeta. Fushiguro asintió y la tomó, abriéndola, de inmediato se encontró con... recetas.
Levantó una ceja después de ojear.
—No entiendo...
—Son plenas recomendaciones, espero no te sientas ofendido.— Parpadeó y después entendió de inmediato.
—Ah, cierto.— Su última conversación, sobre su salud.
—Disculpa la tardanza, quería entregarte algo bueno.— Talló su frente con su mano y le dio una mirada examinadora. —Tu cuerpo tendrá mejores nutrientes con esto. Balanceado. Si necesitas ayuda o tienes dudas de las preparaciones, házmelo saber.
—¿Nanami-Sensei sabe cocinar?
Musitó, con gracia. Nanami le dio una larga mirada.
Al parecer el niño empezaba a confiar.
—Soy un adulto, debo saberlo. —Fushiguro levantó los hombros.
—Se lo agradezco.
Asintió. Nanami hizo lo mismo.
—Tienes que llamarme si algo sucede en la misión. Ambos son muy capaces y no es de alto riesgo, pero debes hacerlo ante cualquier duda.
Fushiguro asintió y ambos caminaron a sus autos. Entró con Kugisaki y recibió la tableta de Ijichi.
Pudo sentir como su agarre estaba tieso. Lo miró desde el espejo y pudo notar como su mirada estaba fija al frente, con los labios apretados.
Era tan vergonzoso verlo, de verdad.
Apenas si se encontraban pero cuando lo hacían, el hombre evitaba a toda costa su mirada. Él lo sabía, de verdad lo sabía.
Que Gojo podía tocarlo y hablarle de esa forma. Maldita sea.
¿Qué pensaría Ijichi sobre Gojo? Es decir, Fushiguro era consciente de la edad de ambos. Sabía lo problemático que sería si se sabía. ¿Pero Ijichi tenía más miedo a Gojo que a las autoridades? Quizá era mejor fingir que de verdad no se vio nada.
¿Gojo habrá hablado con él después y a solas?
—¿Ves? Sencillo.— La chica regresó la tableta, cruzándose de piernas. —Solo otro edificio abandonado con posible rehén ¿No hice eso como primera misión?
—Es bastante cerca.
—¡Oh! hay una buena tienda de maquillaje por ahí. ¡Vayamos!
Fushiguro abrió la boca, sin decir nada.
—Hay productos de cuidado para la piel, muy buenos. Te servirían para esas ojeras que tienes.
Fushiguro frunció el ceño, recordando lo que pasó en el salón. Kugisaki alzó los labios, inocente.
—Vamos.— Cantó.— Acompañeme, te compraré algo.
...
...
Kugisaki era realmente una buena compañera. Muy a pesar de lo que se podría percibir de su personalidad, Fushiguro se esforzaba en trabajar en equipo, pero cuando Kugisaki se separaba, sabía que podía confiar en que estaría bien y se permitían trabajar individualmente.
El edificio parecía una antigua textilera y era realmente pequeño.Sacar la maldición a patas y exorcizar. No hubo rehén en realidad y fue tan sencillo que casi no lo percibió como una misión habitual.
En realidad encontró más problemático ser arrastrado por la chica a las calles repletas de locales de maquillaje. Salieron y Kurosaki ya había llamado a Ijichi para avisarle que estarían por los locales del sitio.
Bajaron al centro comercial y recibían mierdas curiosas. Fushiguro creyó que era porque el uniforme no era de ninguna escuela cercana.
—No te dejes engañar, Fushiguro.— Lo mantenía cerca y miraba a las promotoras amables que entregaban volantes con recelo. —Es difícil encontrar una tienda que tenga productos de calidad cuando estamos rodeados de varias imitaciones. — El mayor levantó las cejas.
—¡Es por eso que siempre voy a la franquicia de confianza!
Kugisaki no trataba a Fushiguro como a trataba a Itadori.
El mayor decidió acompañarle por la buena aunque no le interese, porque se supone eso hacen los amigos, además de que tenía la sensación de estar evitandolos demasiado últimamente.
—Ugh, iremos con los desgraciados de Kyoto.
—¿No te agradan?
—¿A ti sí?— Preguntó con sarcasmo. Ambos estaban dentro de la gran tienda departamental. Fushiguro sostenía el pequeño cesto azul pastel mientras Kugisaki seleccionaba elementos.
—Son pesados y desagradables. Se creen realmente superiores, como si lo supieran todo.—La chica frunció la nariz. —¿Qué es esa mierda de hacer un plan para matar a uno de los suyos? Lo toman tan fácilmente.
Fushiguro apretó los dientes, tal como Kugisaki lo estaba haciendo.
Recordó la forma en la que Nanami suele expresarse. Los hechiceros son una mierda.
Aunque siempre trataba de mantener al margen y bastante apático, no podía evitar mirar si se trataba de sus compañeros.
—Incluso ese chico que va con ojos pequeños. Parece que está interesado en ti.
—¿De qué hablas?
—¿Kamo? Creo que así se llama. Me da la impresión de que quiere acercarse a ti.
Kugisaki sonrió a la chica que le ofreció una prueba de labial.
—Creo que los colores duraznos van con usted, señorita.— La amable empleada le ofreció dos pruebas y un espejo.
La empleada pasó su mirada por su acompañante alto, con un ligero sonrojo. Parecían una bonita pareja.
Fushiguro tenía las cejas llenas de confusión.
—Ese sujeto solo busca a alguien en que reflejarse.— Suspiro, molesto. —Los asuntos familiares... Son muy molestos. Pero estar buscando con quien compaginar, es lastimoso.— Concluyó.
La chica asintió, sin mirarle.
—Ya veo.— Escogió un labial y agradeció a la chica, la cual seguía mirando a Fushiguro con mucho interés.
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Pero nunca me has besado (GoFushi) +18
أدب الهواةMegumi miro la luz de la luna entrando por la ventana. Era una noche fría, por un momento de plena disociación pensó en lo genial que sería sentir el aire en su piel, regresó su mirada a su profesor frente a él y soltó un suspiro tembloroso. Desea l...