04.

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Las duras pisadas resonaban por todo el campo, Davos tenía su espada enfundada, estaba alerta y listo para cualquier cosa.

El ir y venir en el campo de flores lo estaba impacientando.

–¿A caso no piensa aparecer?– Se refunfuño molesto, había esperado al chico Bracken por dos dias seguidos, yendo a los limites del territorio por las mañanas y las tardes, esperando encontrarlo.

Y justo ayer, cuándo su tío le habia puesto deberes, el chico había aparecido, frente a Ben, nada menos.

"¿En serio creé que es una ninfa del bosque? Más bien es un súcubo seductor." Davos pensó con saña, ya vera ese chico bonito cuándo lo vea, le dará una lección por no presentarse frente a él.

El tarareo característico del chico Bracken lo saco de sus pensamientos, bien, aquí estaba su presa.

-¡Bracken!- Salto de su escondite Davos, poniéndose frente al otro chico.

El súcubo levantó una ceja ante él, sus ojos verdes tenían ese brillo de anticipación. Que injusto es que este diablillo tenga una expresión tan linda cuándo quiere confrontarlo.

–¿Que le hiciste a Benjicot ayer? Ese niño no para de hablar de ti.– Señalo con su dedo de forma grosera.

–Oh, ¿Benjicot? Nada. Solo hablábamos, es todo.– Los labios rosados le dieron una sonrisa tranquilizante, Davos quería golpear esos labios, preferiblemente con los suyos.

–¿Mmm? Ahora que lo pienso, nunca me presenté formalmente.– El chico le tendió la mano. –Soy Aeron, es un gustó conocerte.–

Aeron. Hasta su nombre es bonito, que rabia.

Davos agarro su mano, notó como sus uñas eran rosadas, sus dedos sin callos y delicados, seguramente era cómo esos nobles mimados que no hacían nada, esperando a ser servidos.

La imágen de un Aeron semidesnudo, siendo alimentado con uvas por él paso por su cabeza.

Rápidamente sacudió su cabeza, sacándose esos pensamientos para nada caballerosos de su mente.

–Davos.– Fue la respuesta seca.

–Y... ¿Que hacés?- Aeron quitó su mano, Davos lamentó la pérdida de calidez por unos segundos, pero se recompuso, manteniendo su porte inflexible. Esta vez no caerá ante los trucos de este gigoló.

–Estaba esperándote.– Se cruzó de brazos, mientras mantenía su mirada fija en el chico.

–Oh, ¿ya lo probaste entonces?- Aeron se acercó a él, mirándolo con ansiedad. Olía a esas flores con las que siempre esta, que princesa.

Davos se pavoneo ante la atención del otro chico, olvidándose del porqué estaba aquí.

–No estaba tan mal.– Respondió distante. El té había estado delicioso, cómo nada que hubiera probado antes, pero no iba a decírselo.

–Es bueno qué lo hayas probado.– Aeron entonces saco un pastelito de malva de su cesta, depositandolo en su mano. –Los hice yo con mi madre ayer, espero que te guste.–

La mente de Davos quedó en blanco. Luego se sumio en el caos.

¡Este Bracken descarado! ¿Acaso no sabe lo que significa darle comida a un Blackwood? Todo el mundo sabe que si alimentas a un Blackwood, estas expresando interés en él.

–¡TU!, ¡DESVERGONZADO!– Sus mejillas ardían, sus orejas se sentían calientes.

Davos rápidamente corrió al asentamiento, sin despedirse del otro chico.

Esta vez va a darle un punto a Aeron Bracken, si hubiera sido un hombre menor, habría aceptado el noviazgo al instante.

Pero el no lo era, era un honorable Blackwood, que no se dejaba seducir por ninfas-sucubos del bosque, por más hermosos que fueran.

...

El pastelito estaba delicioso, maldijo en su mente.

::

Aeron parpadeó ante la huida de Davos, que chico tan raro era.

Había esperado encontrar a Benjicot para darle el pastelito al niño, pero como no estaba a la vista, simplemente decidió dárselo a Davos.

"Ahh, no importa, sigamos." Pensó Aeron. Había venido para juntar cerezas, queria ver si podia usar el rojo de la fruta para darle algo de color a un cuadro.

Mañana comenzaría a impartir clases, algunos de los padres del pueblo habían accedido a dejar que sus hijos aprendan algunas cosas.

Si bien ocho niños no eran mucho, fue un buen número para empezar.

Aeron estaba tan emocionado, recogió las cerezas, comiendo unas pocas en el camino mientras volvía a su casa.

"Mmm, tal vez debería hacer pastelitos para los niños de mañana." Pensó con entusiasmo.

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–¿Y ahora a este que le pasa?– Preguntó Lord Samwell al ver a un Benjicot haciendo pucheros, mientras Davos se veía tan presumido.

Alysanne levantó la vista de su libro, para luego volver a leer, desinteresada del drama. –Davos le dijo que su ninfa del bosque le dió comida a él.–

Davos siguió presumiendo ante un cada vez más enojado Benjicot, quien no resistió la dura verdad de que su futuro esposo no estaba interesado en el, si no en su estupido primo, atacó a Davos para demostrar su valia.

Lord Samwell suspiro al mirar la escena. Malditos Bracken.







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Jajaja Aeron no sabe lo que le espera 🤣❤️

Sus comentarios son bienvenidos 🤗

Nos leemos❤️💖

Narcisos | Davos Blackwood/Aeron Bracken.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora