capítulo uno

817 64 7
                                    

— Deberíamos volver a casa Aeron, ya está empezando a oscurecer — dijo con tono nervioso un niño de cabello castaño.

Aeron se encontraba enseñándole a una niña como agarrar de forma correcta la espada. Los niños eran mellizos, y hermanos de Aeron, el cual era el mayor de los tres.

— Cállate Lian, deberías estar entrenando en vez de quejarte — dijo la niña mientras intentaba golpear con su espada de madera a su hermano mayor.

— ¡Lia! Se más respetuosa con tu hermano. Y no dejes tu lado derecho al descubierto cuando ataques — respondió Aeron y golpeó a su hermanita suavemente en la cabeza.

Lia sacó la lengua de manera juguetona y Aeron empezó a perseguirla. Estuvieron por un largo rato corriendo por el lugar, la niña era extremadamente veloz y Aeron terminó rindiéndose. Lian se encontraba mirando los alrededores de forma nerviosa.

Aeron notó aquello y dijo: — Bien, hora de volver a casa. Papá se dará cuenta que nos fuimos si no llegamos para la cena — .

Lia empezó a renegar y lloriquear, pero Aeron decidió ignorarla mientras juntaba las espadas y los arcos que había llevado para tener una tarde de entrenamiento con sus hermanos. Lian se acercó a él para ayudarlo, y luego de unos minutos ya habían terminado de meter todos los materiales en las bolsas.

— ¿Mañana vendremos nuevamente? — preguntó Lia.

— No lo creo, mañana tienen clases de literatura y matemática — respondió Aeron tranquilamente. Luego tomó las capas que había llevado y abrigó a sus hermanos.

— No me gusta estudiar. Quiero ser un caballero. ¿Por qué debería aprender sobre cosas que no me servirán en un futuro? — se quejó Lia mientras hacía un puchero.

— Porque tienes siete años y debes aprender a leer, escribir y contar. Cuando tengas quince podrás hablar con papá y reclamar todo esto — respondió Aeron divertido por la situación.

— ¡No es justo! Cuando tenga esa edad querrá que me case con algún primo lejano y que tenga cientos de hijos —.

Aeron frunció el ceño ante aquel comentario y la observó fijamente. — Es tu vida Lia. Puedes tomar la decisión que más feliz que haga, no serías la primera ni la última mujer en nuestra familia que decide no casarse y tener hijos —.

Lia lo observó sorprendida por unos segundos, y corrió para abrazar fuertemente a su hermano mayor. — Si papá decide echarme como hizo con la tía Alin, ¿vendrán conmigo? — preguntó Lia y tomó la mano de sus dos hermanos.

— No te echara porque no lo permitiré, y tú tampoco, para eso te entreno — respondió Aeron y besó la frente de su hermana.

— Siempre te apoyaremos — susurró Lian con ojos llorosos. De los tres, él era el más sentimental y sus dos hermanos solían protegerlo constantemente.

— Vamos a casa rápido, que ya está oscureciendo — dijo Aeron y empezó a caminar con sus hermanos.

— Aeron, ¿cuál era tu asignatura favorita? — preguntó curioso Lian mientras tomaba la mano de su hermano.

— Literatura — respondió el joven.

— Que aburrido — dijo Lia y Aeron fingió ofenderse dramáticamente, sus hermanitos empezaron a reír por la actuación.

— ¿Qué creen que cenaremos hoy? — preguntó emocionada Lia.

Aeron estaba a punto de responder cuando escuchó un grito detrás de ellos. Varios caballos se acercaban a toda velocidad. Aeron se tensó al instante, estaban cerca de la frontera y aquello implicaba peligro, pero nunca imaginó que algo así realmente sucedería. No era la primera vez que pasaban toda la tarde allí, ya que aquel era el único lugar que su padre no podía vigilar constantemente, y le había pagado a los soldados que rodeaban la zona para que no dijeran nada. Su padre odiaba que Aeron entrenara a su hermana y creía que Aeron debía enfocarse más en conseguir esposa, pero Aeron estaba dispuesto a contradecir a su padre solo para ofrecerles una buena infancia a sus hermanos. No podía dejarlos en manos del abusivo de su progenitor.

cuando llegue la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora