capítulo tres

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— Mí señor, su padre lo está buscando — dijo un sirviente cuando encontró a Aeron entrenando en el jardín trasero del castillo.

Aeron acababa de finalizar su práctica diaria, su entrenador lo había felicitado por su notable mejoramiento y se había ganado un par de elogios de los caballeros que se encontraban allí. Por lo que aquella mañana estaba de muy buen humor.

— Bien. Iré en un par de minutos — respondió Aeron mientras se quitaba la armadura y limpiaba el sudor de su rostro con una toalla.

Aquel invierno estaba siendo muy húmedo y frío, y entrenar se volvía una tortura.
Habían pasado tres semanas desde el altercado con los Blackwood, y por suerte Aeron pudo recuperarse bastante rápido de sus heridas y volver a practicar con normalidad.

Cuando terminó de cambiarse, se dirigió al despacho de su padre. Una vez que llegó tocó la puerta suavemente y pudo oírse una invitación a entrar desde el otro lado.

Aeron ingresó al cuarto y se encontró con su padre sentado en su escritorio, se lo notaba tranquilo mientras observaba una carta fijamente.

— Buenos días padre. ¿Estabas buscándome por algo en particular? — preguntó Aeron y se quedó parado en el centro de la habitación.

El lugar estaba iluminado por el sol matutino y se encontraba bastante ordenado. Su padre parecía estar más serio de lo normal y Aeron tensó todos sus músculos de manera inconsciente.

— Hoy llegó un mensaje de la Casa Baelish. Nos invitaron a la boda de una de las hijas de su Señor — dijo su padre con tono neutro.

— ¿Es necesario que vayamos? — preguntó Aeron instantáneamente.

Su padre lo fulminó con la mirada y Aeron se arrepintió al instante por haber hablado antes de pensar dos veces frente a él.

Aeron se movió nervioso y preguntó: — ¿Será en Harrenhal? —.

Su padre asintió. Luego se levantó y se acercó lentamente hasta estar a tan solo centímetros de su hijo. Su figura era alta e imponente, incluso si Aeron era un joven alto para su edad, tenía que alzar su cabeza para poder mirarlo a los ojos.

— Pasado mañana partiremos, tendremos un día de viaje. Será una buena ocasión para empezar a buscar una esposa, ¿no crees? — dijo el hombre mayor mientras lo observaba atentamente.

— Por supuesto, padre — respondió de forma mecánica Aeron.

— Se acercan tiempos violentos, Aeron. Y necesitamos una buena alianza más que nunca, los lazos financieros son fundamentales —. 

— Lo sé. Me comportaré y daré una buena impresión —respondió Aeron nervioso.

— Eso espero, no me hagas quedar en ridículo. Ninguno de mis hijos tiene permitido hacerlo, porque si lo hacen me encargaré de enseñarte una buena lección. ¿Entendido? —dijo su padre fríamente.

— Si, señor —respondió Aeron. El aire estaba tenso y podía sentir los dedos de sus manos contraerse de forma nerviosa.

— Bien. Puedes retirarte —.

Aeron asintió y se dió la vuelta rápidamente. Estaba a punto de abrir la puerta cuando su padre lo llamó.

— ¿Si, padre? —preguntó el joven.

— Recuerda que hoy tenemos reunión con el consejo. Debatiremos sobre el clima político actual, así que es fundamental que estés presente —.

— Pero les prometí a los chicos que hoy los llevaría a-

cuando llegue la primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora