5. Welcome to Menorca

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La casa se despertó sumida en un silencio, donde lo único que lo rompía en esa habitación eran los ronquidos de Ruslana, así que Chiara se desperezó y se levantó rumbo a la cocina. Con el yeso puesto necesitaba una bolsa para poder ducharse.

Se sacó la ropa, se puso la bolsa en el antebrazo con una goma del pelo y se sumergió en el agua que caía de la ducha.

Cuando siento que todo se empieza a encauzar, otra vez pasa algo que me hace sentirme inestable. Si no fuiste tú... papá, fuiste tú María, y ahora que había superado las oposiciones con el problema de que me invento todas las palabras, que había conseguido ahorrar para comprarme el Fiat en estos dos años trabajando, en morado que era mi favorito, resulta que me lo dejan siniestro. ¿Pero qué bruja he sido yo en el pasado para que a mí me pase todo esto?

Flashback

Lo primero que vio al llegar al aeropuerto fue un cartel.

- Welcome to Menorca. Bienvenido a Menorca. - susurró para sí misma.

Llegaba con una maleta de oso con ruedas, y con un dinosaurio bajo del brazo. Tenía 8 años y su madre Emma, le había contado con todo el cariño del mundo, que se tenían que mudar, así que allí estaba aquella niña de pelo azabache pisando España por primera vez.

Le encantaba Newcastle, adoraba la Navidad allí y siempre esperaba cada año a que llegase la nieve para poder tirarse en medio a hacer figuras con su cuerpo o pegarle un bolazo a alguien de su familia.

No pudo evitar que le cayese una lágrima por la mejilla.

Fin del Flashback

Cuando cruzó el umbral de la puerta del baño allí se encontraba Martin en la cocina haciendo café. Llevaba un pantalón de pijama, una camiseta de asas y el pelo despeinado. En cuanto escuchó un ruido detrás se giró hacía ella

- Buenas días Kiki, ¿cómo estás? - Le dijo mientras se acercaba a darle un abrazo.

- Bien... estaba dándome una ducha con el matroteto este - dijo señalándose el brazo.

- Mamotreto. Ya me imagino tiene que ser complicado ducharse con una mano y sin intentar hacer un superman eh - alzó la ceja divertido.

- Martin solo fueron dos veces, una la que me salió y otra la que me caí y fue por culpa de Ruslana.

- ¡Ya tengo yo la culpa otra vez de algo y me acabo de levantar! - reprochaba la ucraniana frotándose un ojo.

Los dos rieron al verla ya quejándose, con cara de dormida, en bragas y con la parte de arriba larga de ositos.

- Rus, por lo que sea, ponte algo debajo anda que vamos a desayunar - le dijo el vasco.

- Vaaaaaale, señor políticamente correcto. - rodó Ruslana los ojos mientras salía camino a la habitación.

Chiara llevó las tazas con café a la mesa y Martin apareció con las tostadas.

- Bueno a ver Chiara vamos por orden, mañana aviso yo en el instituto y llevo tu baja para que sepan que esta semana no puedes ir después del accidente. - le comentó el vasco que ya tenía preparada la hoja que le dio el médico. - Además tienes que llamar al seguro para ver que te dicen del accidente, aunque claramente ese hijo de puta tenga la culpa, al haberse dado a la fuga no sé que te van a decir del seguro. Así que-

-¡BASTA MARTIN! - gritó Ruslana. 

El vasco giró la cabeza hacia la pelirroja con cara de sorpresa y volvió a mirar a la morena, dándose cuenta de que tenía la cabeza gacha y una lágrima caía por su rostro.

Coches de ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora