- Exactamente, ¿a qué restaurante vamos?
- A mi favorito.
Alessandra estaba cómodamente recostada en el coche de Alessandro, quien conducía no muy prudentemente por la ciudad. Se había entretenido leyendo y, cuando Alessandro fue a buscarla, tuvo que esperar a que se preparara. Por suerte, no tardó mucho en ponerse unos pantalones vaqueros, unas playeras planas sencillas y una camiseta en la que ponía "Whovians", que era el nombre de un grupo de WhatsApp de fans de Doctor Who del que ella era participante. Igual que no era de las que tardaban en vestirse, tampoco de las que acostumbraban a vestir de forma muy elegante. A ella le gustaba vestir así, y punto. Alessandro giró a la derecha.
- No hay ningún restaurante en esta calle.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Conoces de memoria todas las calles?
- No, listillo, pero hay una señal a la entrada que indica que ésta es una calle residencial. ¿Me estás llevando a tu casa?
- Me has pillado. Tranquila, tengo teléfono, si te sientes amenazada, llama a la policía -le guiñó un ojo.
- No tiene gracia. Mira hacia delante, no vayamos a tener un accidente -recordó que unas pocas horas antes ella misma había pensado en gastar esa broma durante la cena. <<Sal de mi cabeza, maldita sea>>. Alessandro accionó un mando a distancia, y la puerta de un garaje comenzó a abrirse-.
- Yo no pienso cocinar nada, avisado estás.
- Tranquila, soy muy buen cocinero. El risotto me sale genial.
- Risotto en Italia, qué original. ¿Y qué otras cosas te gustan, si puede saberse?
- Pues... me gusta mi trabajo. Ah, y la astronomía.
- Ah, ¿sí? ¿Y sabías que una vez la Luna fue comprada? -Alessandra hizo gala de sus extensos conocimientos de astronomía para impresionar a su amigo, es decir, las curiosidades que había leído esa misma mañana en la aplicación gratuita-.
- Por Jenaro Gajardo, un abogado chileno. En 1954, creo.
- Fue en 1953, don Sabelotodo -ambos rieron-.
Alessandra no tenía muy claro de dónde había sacado su amigo que su risotto era un plato estrella. Le pareció más bien mediocre, pero prefirió no decirle nada. <<Ya le he martirizado suficiente hoy>>. Cuando terminaron, Alessandro recogió la mesa y la dejó un momento sola en el salón mientras fregaba los platos. Alessandra sacó su iPhone y abrió WhatsApp.
"No te lo vas a creer".
"¿El qué? ¿Qué pasa? Cuenta" contestó Adrianna.
"Estoy cenando con Alessandro en su casa. Me ha traído a traición, y ha cocinado un risotto horrible, pero parece un chico interesante".
"Oh, madre mía. Alessandra, ¿no te estarás enamorando?" bromeó su amiga.
"Vamos, Adrianna, como si no me conocieras. Sabes que no puedo".
"Sí, lo sé. Tengo que irme, cielo, pásalo genial". Lo acompañó con un emoticono guiñando un ojo, como queriendo sugerir algo.
"Hasta luego", se despidió Alessandra.
- ¿Quieres ver una película? -preguntó su anfitrión al volver de la cocina.
- Claro, pero la elijo yo -contestó Alessandra mientras abría Snapchat para sacarse un selfie que probablemente subiría después también a Instagram-.
Cuando Alessandro se percató de que se iba a sacar una foto, trató de posar por detrás de ella, abrazándola por el cuello y con su cabeza sobre el delicado hombro de la chica. La fragancia de la joven le embriagó por completo.
- ¿Qué haces? -se rió Alessandra.
- Posar contigo en la foto. ¿O es que temes que en tus redes sociales se avergüencen de tu novio? -cualquier cosa que se pareciera lejanamente a una sonrisa desapareció por completo de la cara de Alessandra-.
- ¿Novio? -preguntó asustada, deseando haber entendido mal.
- Sí, novio. ¿Acaso no quieres que sea tu novio? -volvió a guiñar el ojo de esa forma que le derretía, pero no, no podía ser su novia. Por muy estupendo que fuera.
- Creo que estás malinterpretando todo esto, Alessandro. En primer lugar, nos hemos conocido hoy mismo.
- Técnicamente, nos conocimos anoche -le interrumpió Alessandro.
- Que yo recuerde, nos conocimos esta mañana, y no me interrumpas. Olvídate de conseguir ningún compromiso conmigo, Alessandro. No se me da bien comprometerme.
- ¿Cómo puede a alguien no dársele bien comprometerse?
- Soy incapaz de ser fiel, Alessandro -Alessandra sabía que el joven se tomaría eso como un clarísimo "Soy una zorra", pero estaba acostumbrada a que pensasen eso de ella.
- Ah. Entonces... ¿qué se te da bien?
- ¿Quieres saberlo? -Alessandro asintió- Pues acompáñame.
Alessandra sacó la foto y la dejó subiéndose a su historia de Snapchat. Salía haciendo una graciosa mueca y, tras ella, Alessandro trataba de imitarla. Antes de subirla, escribió sobre la imagen "Cenando con mi AMIGO Alessandro". Después, se levantó y le cogió de la mano.
Se lo llevó a la habitación.
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Erolatría
ChickLit"Déjate de pedidas de mano, si te arrodillas, que sea para comérmelo".