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hyunjin veía fijamente la gigantesca estantería de libros frente a sus ojos.

mierda, mierda y más mierda. era enorme, ¡y eso que habían cientos de esas cosas en toda la biblioteca! ahora estaba pensando seriamente haber aceptado la expulsión.

debía quitar los libros, sacudir el polvo y volver a colocarlos en su lugar. a su parecer, una tontería. no creía que aquellos muebles pudiesen estar tan sucios.

o sí...

estornuda al menos unas tres veces seguidas en cuanto mueve los libros. el polvo parecía ser parte de la madera y su nariz estaba sufriendo las consecuencias.

¿desde hace cuánto que no limpiaban la biblioteca?

este era su segundo día de castigo y ya no daba más.

luego de estar al menos una hora sacudiendo y sacudiendo, por fin termina de colocar el último tomo en su lugar.

la sonrisa de orgullo que estaba a punto de aparecer en sus labios es rápidamente reemplazada por un chillido de frustración. aún le quedaban al menos diez de esas cosas que limpiar.

se apoya contra el mueble, suspirando con cansancio.

de imprevisto felix entra interrumpiendo su momento suicida, pasa a un lado suyo sin decir nada y llega hasta una estantería de casi al fondo, comenzando a ordenar.

hyunjin lo observa con los ojos entreabiertos. llevan ignorándose tres días exactamente, sin insultarse ni dirigirse la palabra como tal. a la hora de almuerzo no se miran siquiera, aunque hayan vuelto a compartir la misma mesa.

y sinceramente, a hyunjin le sorprende que hayan podido permanecer en el mismo lugar sin atacarse.

y siendo aún más sincero, no está 100% segurode si le gusta esta nueva dinámica de ignorarse.

extraña llamarlo por apodos ridículos, pero que lograban penetrar en la paciencia de felix.

y con respecto al besuqueo en la sala de la señorita jo, tampoco lo han mencionado alguna vez. es como si jamás hubiera ocurrido.

hyunjin analiza los movimientos del menor, quien es un poco lento para su gusto.

quiere, no, necesita, lanzarle algún comentario, alguna pesadez que lo haga apretar los labios como lo hacía cada que lo fastidiaba.

la garganta le pica, las palabras están en la punta de su lengua...

oh dios, ¿por qué le gusta tanto pelearse con felix?

—si te apuras sería grandioso.

ahí está. no es realmente una ofensa, pero le satisfizo al menos un poco.

esperó la respuesta de felix, una mirada aunque sea, pero nada. felix lo ignoró olímpicamente, como si fuera sordo o hyunjin mudo.

el pelinegro hizo una mueca, confundido.

¿de verdad...?

—¿acaso no escuchas? apúrate para que terminemos antes con esta mierda, lee.

silencio... absoluto silencio.

pasaron unos segundos más de aquella mudez, hyunjin no dijo nada y felix creyó que por fin se había rendido.

creyó mal.

—¡auch!—soltó al sentir un golpe en su cabeza. V
visiona a hyunjin y luego baja los ojos a sus pies, ahí estaba el principito boca abajo con algunas hojas dobladas— ¡¿en serio me lanzaste un libro?!—berrea, volteándose a él.

heterocurioso (al peo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora