CAPÍTULO 7:

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El dulce sonido del viento frío de la noche soplaba desde un árbol Kannika, esparciendo su fragancia por todo el territorio. Pero debajo del gran árbol había un cuerpo, un joven que se agachaba para recoger las flores Kannika y las guardaba en una hermosa pieza que parecía de seda bordada en oro.

"Bajarás al inframundo de nuevo".

El hermoso rostro asintió para responder a la pregunta de la otra persona, antes de doblar delicadamente el envoltorio de las delicadas y suaves flores.

"Volveré enseguida".

La persona alta se puso de pie, en sus delicadas y delgadas manos sostenía con mucho cuidado un bulto como si tuviera miedo de que lo que había dentro se dañara.

"Pero ya es tarde, ya llegará el amanecer."

"Aunque no volveré pronto, Padre probablemente no preguntara por mi, no te preocupes". Los labios rojos carmesí extendieron una leve sonrisa a la otra persona.

Antes de... Volverle la espalda y caminar por el camino de adoquines hacia el ancho pantano que tenía delante. En ese momento su frágil cuerpo se transformó instantáneamente en un cuerpo largo de escamas negras, su dulce rostro se convirtió en una cabeza con una hermosa cresta. El agua fría envolvió su cuerpo de sepiernte, de ojos de color zafiro solo podían ir en busca del hombre que tanto amaba. Mientras Nakin se quedaba mirando.

"Phi Suriyen"

"¿Dónde estás?"

Cuando nadó por el lago Thara Thara hasta llegar al inframundo, el gigante había vuelto a su forma de antes, sus delgados pies ahora pisaban la fina arena blanca más allá del gran palacio donde Nakin quedó.

"Sirarin Thewi"

Una voz profunda llamó a la delgada persona desde atrás, antes de que el dueño del nombre se girara casi de inmediato para mirar.

"Phi...." el joven sonrió ampliamente, antes de correr para acercsrse a un hombre corpulento con un vestido verde esmeralda adornado de hermosas joyas, que lo llamaba.

"Ten cuidado, en cualquier momento, te caerás al suelo." El rostro afilado del hombre se levantó con una hermosa sonrisa.

"Yo no soy el pequeño de antes." dijo con una hermosa sonrisa en su rostro, antes de entregarle el bulto al hombre frente a él. "El árbol Kannika que nosotros dos ayudamos a plantar, ya está en plena floración, khun."

Suriyen levanto una sonrisa mientras desenvolvía la tela y admiraba las flores Kannika de las que todo el mundo hablaba que tenían un maravilloso aroma, que era como estar en el cielo.

"No me digas que acabas de recogerlo para traeremelo."

"He estado esperando toda mi vida para que floreciera, día y noche".

"Quiero golpearte, ¿Te quedas tarde en el noche? Debes dormir para estar bien. "

Suriyen negó con la cabeza, ligeramente recogió una de las flores Kannika y la puso sobre el costado de la pequeña oreja y sonrió con nostalgia.

"Phi..."

El chico de mejillas blancas y suaves, se pusieron rosadas, sus ojos estaban muy abiertos  y miraba hacia el suelo, sus delgados labios estaban apretados con fuerza por la vergüenza.

"Nong, ya se ha convertido en un joven y muy hermoso. Tu padre debe estar preocupado y encantado de ver como haz crecido."

"Su preocupación no es la misma que la de Sasikarn. No es ni la mitad". Dijo con dulce voz triste, lágrimas claras brotaron alrededor de sus ojos, pero tuvo que contenerse para no caer frente al hombre que era su corazón.

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