CAPÍTULO 20:

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Un Bentley de lujo era conducido por una autopista pavimentada dirigiéndose a la casa de campo a lo largo del río Mae Klong de Chao Pho.

De acuerdo con la dirección que entregaba la pantalla del automóvil, ahora habían cambiado de la carretera de cemento ingresando a través de imponentes árboles que se mecían de un lado a otro como si bailaran para dar la bienvenida a los nuevos visitantes.

"La entrada a la casa de campo de padre se ve sombría, mira hay muchos árboles." Dijo el hombrecito admirando la variedad de plantas alineadas a su alrededor, mientras los profundos ojos oscuros escaneaban a ambos tanto el paisaje como a su amado novio.

Al amanecer de hoy Salin recibió una llamada de su padre, quien había llamado para decirle que invitara a su novio a una fiesta de pijamas. Para que fueran juntos a conocer la familia, ya que, después de la última reunión que debían tener se vio afectada por el accidente en el agua que había tenido la dulce personita y que lo había dejado por largos días en el hospital.

Cuando ya casi amanecía, ambos se apresuraron a levantarse, ducharse, guardar ropa en un bolso, desayunar y conducir al distrito de Amphawa inmediatamente.

"Sí, hay muchos árboles por aquí. Tal vez, por eso se ve sombrío".

"Pero a veces da miedo, especialmente cuando llueve mucho, es aún más aterrador. Los postes eléctricos se pueden caer en el camino. A diferencia de cuando el sol se pone y espera la luz de la luna, allí brilla lo suficiente como para ver claramente nuestro camino", dijo el hombrecito, con la piel de gallina.

"¿Y vienes aquí a menudo?"

"Cuando era niño, a mi padre y a mi madre les gustaba traer a Salin y  a Nong Than a menudo a este lugar. Nos quedábamos aquí durante la noche y cuando me despertaba por la mañana, mamá cocinaba comida deliciosa para que todos comieramos. Después de comer, todos nos ayudabamos mutuamente a plantar árboles y flores hasta llenar toda el área. Después del almuerzo, nos recostabamos mientras madre nos leía un libro o veíamos una película juntos. Por la noche, nos sentábamos a ver luciérnagas junto con Nong Tha Nam. No puedo evitar pensar en ese momento." Sus ojos brillaban, mientras recordaba esos días, sus labios rosa claro mostraban una dulce sonrisa.

"Quiero tener momentos así algún día". Dijo Suriyén.

Desde la infancia hasta la edad adulta rara vez había tenido la oportunidad de vivir momentos así. Muy poco era el tiempo que pasaban en familia, ya que, sus padres estaban trabajando todo el tiempo. Entonces, tratando de entender la carrera de ambos, Suriyen puso el lema de que si algún día llegaba a tener su propia familia, no permitiría que sus hijos vivieran lo mismo que él, porque él conocía el sabor de lo doloroso que era la soledad. Pero lo bueno de su vida, era que había tenido la suerte de tener un hermano menor como Thinnakorn, quien siempre enviaba sonrisas para él cuando los estaban juntos.

"Lin le dará a Phi Sun un momento como ese." Salin colocó su mano en la pierna de su amante, quien bajó su gruesa mano para sostener la del otro en agradecimiento.

"Cada día me haces enamorarme más de ti. Gracias, querido."

El hombre de rostro afilado se dio la vuelta y esbozó una sonrisa llena de muchos sentimientos encontrados pero más que nada de agradecimiento a su pequeño amante.  Además, agradecía a Dios por enviar a este buen chico que lo Amara y cuidara.

"Porque amo a Phi Sun." Un lindo hoyuelo apareció en las blancas mejillas de Salin.

"Diciendolo de ese modo, ten cuidado porque puedes morir."

"No te gusta que lo diga así, ¿verdad Papi?" Sus cejas se levantaron.

"Me gusta, pero normalmente no nos encontramos así."

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