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Oc era la hija de unos nobles. Su familia tenía un linaje bastante antiguo caracterizado por ser miembros de la aristocracia, y unos muy respetables. Por tanto, tenían una excelente economía y una buena posición social.
Oc tenía una vida tranquila, tan tranquila como puede ser la vida de una mujer durante esa época. No tenía porqué preocuparse de tediosas o complicadas tareas como lo pudiera ser llevar la administración de las empresas familiares, ese era deber sus hermanos varones.
En este contexto, la preocupación más grande de una dama debería ser encontrar un marido que pudiera brindarles tanto protección como estabilidad económica; asegurarse un caballero con quién sentar cabeza. Esa era la meta de todas las damas de la época.
❝ Aún es demasiado pronto ❞ era lo que Oc respondía cada que alguien le preguntaba sobre ello. A decir verdad, el matrimonio no era algo que le entusiasmará de sobre manera, es decir, no quería apresurarse a casarse solamente por complacer a otros, no quería casarse con un hombre del que no estuviera enamorada. Quizás era un tanto ingenuo de su parte pensar que el matrimonio debía estar basado únicamente en el amor, pero poco le importaba si la llamaban una "romántica empedernida", ella en verdad no deseaba unir su vida a alguien por quien no sentía absolutamente nada.
¿Qué vueltas da el destino, no es así? A veces lo que menos quieres que pase es exactamente lo que termina pasando.
Oc sabía que el Rey estaba buscando esposa (últimamente era el único tema en la mesa). Aquello no era realmente una sorpresa, pues el monarca hacía poco había alcanzado la edad adulta, y por supuesto que muchos comenzaban a preocuparse de qué tuviera un heredero; un Rey sin descendencia podía ser un problema a futuro.
Mientras que sus amigas soñaban con ser las elegidas para portar el título de Reina, a Oc no le importaba demasiado. Seguramente terminarían casando al Rey con la hija de un Duque, un Marques o incluso con una princesa de otro Reino, ¿qué más daba? Lo único importante es que consiguiera esposa y el tema finalmente se diera por sentado.
Un día, Oc se hallaba tranquilamente leyendo un libro en el jardín de la mansión. Se respiraba la serenidad en el aire, era un ambiente realmente acogedor. . . hasta que, de un momento a otro, escuchó muchas pisadas viniendo hacía ella. Alzó la vista y se encontró con toda su familia viniendo a donde se encontraba.
Su padre dio un paso al frente y fue el primero en hablar:
── Oc, maravillosas noticias; has sido elegida como la esposa del Rey.
Su familia rompió en felicitaciones. Su madre se lanzó a abrazarla mientras lloraba de la felicidad, y el resto comenzó a imaginarse cómo sería la boda y cómo cambiaría su vida ahora que Oc sería la próxima Reina.
Pero Oc. . . bueno, ni siquiera podía digerir la noticia.
[○ ○ ○]
── ¿Por qué, de entre todas las personas posibles, tenía que ser precisamente yo?
── Casarse con el Rey no es tan malo── respondió su padre, que parecía decepcionado por la forma en qué habías tomado la noticia.
── Deberías sentirte agradecida, no cualquier persona tiene este honor. Fuiste seleccionada entre muchas damas── dijo ahora su madre── Ahora sonríe un poco.
En lugar de eso, simplemente frunció el ceño y miro por la ventana del carruaje que ahora los llevaba al Palacio Real, el nuevo hogar de Oc.
¿Por qué tenía que pasarle eso a ella?
¿Podía negarse? Por supuesto que no; era casi como una orden Real, no había manera de deslindarse de aquel compromiso sin atenerse a severas consecuencias tanto para ella como para su familia; su vida entera estaría arruinada si se negaba a casarse con el Rey.
Oc fue recibida en el Palacio por la Reina Madre y unos cortesanos. Sin embargo, el hombre que la desposaría no hizo acto de presencia, y no estaba segura de si sentirse agradecida u ofendida.
La boda se llevaría a cabo dentro de un mes exactamente. Los preparativos ya estaba en marcha, y mientras tanto Oc habría de residir en el Palacio recibiendo un curso de cómo debía comportase ahora que sería la Reina; el protocolo, sus deberes reales, y ─ por supuesto─ su compromiso de darle un heredero al monarca, siempre le reiteraban eso último.
La vida en el Palacio era. . . ¿Cómo decirlo? Un tanto monótona; nada qué hacer luego de las lecciones, y como aún no era la Reina no tenía muchas tareas oficiales.
Además, lo que más le frustraba a Oc es que en todo ese tiempo su futuro esposo no se había aparecido, ni siquiera para darle la bienvenida o intentar conocer a la mujer con la que se casaría.
[ ○ ○ ○]
Ese día sería el ensayo general de la boda.
Oc se encontraba en uno de los jardines, tomando té. Debería estar de camino al salón Real, pero la verdad es que ese asunto no le entusiasmaba; no sabía si el Rey se presentaría, y aún si lo hacía no le preocupaba causar una mala impresión con su impuntualidad, después de todo él había sido el primero en causar una mala impresión con su falta de cortesía.
── Me pregunto, ¿qué sucede con él? Que sea el Rey no le da derecho a ser descortés con las personas.
── Señorita. . .
── Quiero decir, llevo dos semanas aquí y no se ha dignado a venir a saludar. Que grosero.
── S-señorira. . .
── Y pensar que ese será el hombre con el que pasaré el resto de mis días. . .
── ¡Señorita!── alzó la voz está vez la sirvienta.
Oc giro su cabeza a dónde la cortesana, sorprendiendose de que a un lado se encontrará un hombre de más o menos su edad.
Antes de preguntar de quién se trataba, la mujer lo presentó:
── El Rey ha venido a verla.
Oh.
Vaya suerte la suya.
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╰── ➤ 𝐍𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞
╰── ➤ 𝐅𝐚𝐧𝐝𝐨𝐦
╰── ➤ 𝐂𝐫𝐮𝐬𝐡𝙽𝚘𝚝𝚊: Me inspiré en la serie de la Reina Charlotte, ni me la he visto, sólo tomé lo que vi en el trailer (¯∇¯٥)
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𝚁𝚘𝚕𝚎𝚙𝚕𝚊𝚢 𝙼𝚞𝚕𝚝𝚒𝚏𝚊𝚗𝚍𝚘𝚖
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