★ 04

4K 498 92
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




























tarde pero seguro🙏🏻.
acuérdense de votar y comentar



































Viernes 20 de Abril del 2024

Había pasado exactamente un mes. Un mes en el que ir a dejar a su hija al jardín se había convertido en una de sus actividades favoritas. Enzo no podía evitar ponerse lo más presentable posible, su rutina consistía en un baño intenso en el cual se afeitaba y después se bañaba en perfume, el cual era todo lo contrario al del maestro de su hija. El de Julian era dulce y suave, siendo agradable y casi adictivo. El de Enzo era fuerte y bastante varonil, pesado pero rico, tan fuerte que se podía oler de lejos.

Toda esta rutina para ponerse presentable era solo para cruzarse a Julian, claro.

La frustración no tardaba en llegar cuando llamaba más la atención de las madres que del profesor de su hija, muchas de ellas habían intentado conseguir su número sin descaro alguno...claramente todas fueron rechazadas.

Sus amigos no eran los mejores dando consejos. Cuti le había recomendado que le diga piropos y que intente conseguir contacto físico de alguna forma, cosa que descarto automáticamente. Valentin le había aconsejado que compre un ramo grande de flores y una caja de chocolates para regalarle a la entrada del jardín, también rechazó esta idea ya que, sí, estaba bien, le atraía aquél chico pero tampoco quería ser humillado frente a todo el jardín.

Después estaban Lisandro y Gonzalo, los menos románticos del grupo y por consecuencia, los más guarangos.

El primero le había dicho que intente robarle un beso, ni siquiera lo consideró.
El siguiente le dijo que directamente lo invite a garchar y Enzo se espantó, dejando de responder en el grupo que tenían.

Al final iba a tener que arreglárselas a su manera.

—Dale, mirame. La puta madre.—Murmuró bajito y solo para él. Se encontraba ahora mismo en el jardín con su hija en brazos, estaban haciendo el saludo de todos los días izando una pequeña bandera de Argentina pero toda su atención estaba puesta en el castaño bajito de delantal rosado.

Ya era una costumbre mirarse a la entrada y sonreírse, bueno, al menos era una costumbre para Enzo porque al parecer para Julian no, ya que en este preciso momento ni siquiera miraba al morocho, quien pensaba en su cabeza mil formas de hacer que Julian lo mire al menos por dos segundos.

La formación terminó y fue ahí cuando Julian comenzó a buscar aquél par de ojos oscuros, encontrándolos de inmediato junto a una sonrisa blanca. Imitó aquél gesto y sonrió, para luego bajar su mirada a sus pies, por alguna razón le costaba mucho sostenerle la mirada a las personas.

𝗣𝗥𝗢𝗙𝗘 𝗝𝗨 ★ enzoxjulian | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora