Orfanato Newhope.

1.1K 100 0
                                    

15 de Agosto, 1993.

Lilith despertó al escuchar una voz familiar llamarla insistentemente. La pelinegra había estado durmiendo profundamente últimamente, tan profundamente que ni un cubetazo de agua habría sido suficiente para despertarla, ¿o sí?

— ¡Lily! Sal de la cama ahora, vamos.

Un niño rubio, visiblemente hiperactivo, la movía desesperadamente. Parecía haber comido veinte ranas de chocolate por lo inquieto que estaba. Lilith abrió los ojos por completo al sentir los movimientos del niño.

— ¡Thaddeus!

Gritó la pelinegra al sentir cómo el chico la tomaba por el pie para jalarla fuera de la cama. Ella se sujetó fuertemente de las sábanas, pero la fuerza de Thaddeus hizo que estas se salieran del colchón. Al soltarse, Thaddeus cayó sentado contra el piso y Lilith terminó encima de él, haciendo un escándalo por el ruido de la caída.

— ¡Eres un tonto!

Dijo la pelinegra mientras se sentaba al lado de su amigo y le daba un golpe en el brazo, mientras se sobaba el suyo propio. Thaddeus, divertido por la situación, estaba muerto de la risa.

— No me vas a negar que fue divertido.

Dijo entre risas. Lyra le devolvió una mirada furiosa con el ceño fruncido, pero no pudo mantenerla por mucho tiempo, pues la risa de su amigo era contagiosa. Finalmente, también comenzó a reír.

De repente, escucharon la manija de la puerta girar y entró Madame Eudora Larkspur, una mujer alta y delgada, con el rostro pálido y serio, y una nariz larga. Miraba a ambos amigos en el suelo con una expresión de decepción, pero su comportamiento dejaba claro que estaba acostumbrada a las travesuras de estos dos. Se aclaró la garganta antes de hablar con un tono serio pero relajado.

— Señorita Dubois, señor Starfrost, es hora del desayuno y ya van diez minutos tarde.


Dijo antes de salir, cerrando la puerta. Ambos amigos soltaron el aire aliviados al no haber recibido un regaño. Madame Eudora era considerada una mujer fría, pero ellos sabían que en el fondo tenía un alma libre y tranquila, pues habían pasado toda su vida en aquel lugar. Lilith se levantó y caminó al costado de su cama para ponerse los zapatos.

— Te lo dije, es tu culpa que lleguemos tarde. Ahora Madame Eudora le dirá a 'Madame Cressida'.

Dijo Thaddeus con un tono molesto al mencionar a la última, pues no era del agrado de ambos después de haberlos encontrado haciendo un sinfín de travesuras.

— Estaremos bien, te apuesto a que se le olvidará.

Dijo Lilith tratando de tranquilizar a su amigo. Aunque a veces se hicieran bromas y se llevaran pesado, seguían siendo la única familia que tenían el uno para el otro.

-— Entonces vámonos o cuando bajemos ya no habrá nada.

Ambos salieron de la habitación y recorrieron un largo pasillo lleno de puertas. A veces parecía un lugar sin salida por lo largo que era. Al llegar al final, descendieron por unas grandes escaleras en silencio y con cuidado, ya que siempre que iban jugando alguno terminaba cayéndose y recibiendo un regaño. Bajaron casi cinco pisos hasta llegar a otro largo pasillo que conducía a un gran salón lleno de mesas con una considerable cantidad de niños.

❛ 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐋𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒. ❜ - Hermione Granger. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora