Andén 9¾

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Una mañana cálida en la ciudad de Londres, la gente iba y venía como era costumbre, y los coches avanzaban con tranquilidad. El ambiente cálido y la brisa golpeaban suavemente el rostro de Lilith, quien caminaba junto con Thaddeus y Madame Eudora hacia la estación de tren King's Cross. Ambos llevaban un carrito en el que acomodaban su equipaje, útiles y más cosas. Era 1 de septiembre, lo que significaba que era hora de regresar a Hogwarts. Los amigos regresaban para cursar su tercer año en Hogwarts, algo muy emocionante para ellos. Nada podía salir mal, pero siendo ellos, la vida casi nunca estaba a su favor, y ya iban tarde. El Expreso de Hogwarts saldría pronto desde la plataforma 9¾.

-"Si no llegamos, te juro que te mato." dijo Lilith con el ceño fruncido a su amigo.

-"No, al menos que yo lo haga primero." respondió Thaddeus competitivamente.

Madame Eudora los interrumpió con un carraspeo y habló.

-"Tienen que cuidar sus modales, jovencitos. No es posible que se comporten así."

Los amigos se miraron mal y se rindieron en su duelo.

-"Sí, Madame Eudora." dijeron los dos en sintonía como si estuvieran conectados.

Siguieron caminando hasta llegar a la pared que cruzaron sin problema alguno. Al entrar, vieron el gran Expreso de Hogwarts, que siempre los impresionaba como la primera vez que llegaron a ese lugar. Caminaron tranquilos, mientras a lo lejos podían reconocer a sus amigos y conocidos que se saludaban amigablemente entre ellos.

-"Bien, jovencitos, ¿ya tienen todo? ¿No se les olvida nada?" preguntó Madame Eudora mirando a ambos. Los dos se miraron y luego la miraron a ella, negando con la cabeza.

-"Perfecto, entonces nos veremos en Navidad. Cuídense, por favor." dijo Madame Eudora tratando de guardar una sonrisa, pues aunque no lo aceptara, les tenía un aprecio a ambos. Los había criado desde que eran pequeños.

-"Adiós, Madame Eudora." dijeron ambos, despidiéndose con la mano. Comenzaron a caminar para subir sus cosas al tren, recorriendo el largo pasillo en busca de lugares, ya que la mayoría estaban ocupados.

-"Unas carreritas de aquí hasta encontrar asientos." propuso Thaddeus retando a Lilith, sabiendo que ella era muy competitiva y no diría que no.

-"Bien, acepto." dijo Lilith.

Thaddeus sonrió maliciosamente, sabiendo que no era buena idea correr dentro del tren, pero era lo que siempre hacían: romper las reglas. Eran expertos.

-"A la cuenta de uno... dos y..." comenzó a contar Thaddeus.

-"Tres." interrumpió Lilith, diciendo el último número y saliendo corriendo. Thaddeus, molesto, la siguió, pues no se dejaría ganar, no por ella. Ambos amigos corrían burlando estudiantes y más, hasta que Thaddeus cayó al piso. Lilith, muerta de risa, siguió corriendo, ganando la carrera, pero no le duró el gusto, pues ella también cayó, dejando caer todo su cuerpo contra el piso.

-"Demonios." susurró para sí misma y se maldijo por hacerle caso a Thaddeus. Posiblemente había sido el golpe de su vida.

-"¿Te encuentras bien?" Aún mirando al piso, pudo ver unos zapatos frente a ella. Una voz dulce y preocupada resonó en su oído. Se sintió tonta al pensar que alguien la vio caer. Levantó la mirada y ahí estaba ella, una chica con el cabello castaño, un poco desordenado y esponjado, facciones finas y unos llamativos ojos cafés. Parecía como si se le hubiera olvidado el dolor de la caída. Lilith tragó saliva mientras la chica extendía su mano hacia ella. Lilith la tomó para levantarse. Estaba un poco atontada por el golpe y se puso de pie frente a la chica.

-"Oh, sí, muchas gracias." dijo Lilith, limpiando su ropa.

-"No hay de qué preocuparse, Lilith," dijo la chica, sonriendo levemente al saber su nombre.

❛ 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐋𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒. ❜ - Hermione Granger. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora