Hogsmade.

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Una mañana cálida, Lilith se despertó con los ánimos por los cielos. Había ido temprano a dar vueltas en su escoba al campo de Quidditch, pero, increíblemente, su energía se mantenía tan alta que, a pesar de haber volado tanto, no había logrado sentirse agotada.

Hoy sería la primera vez que irían a Hogsmeade, y Lilith se encontraba bastante contenta porque oficialmente estaban en su tercer año y ahora podrían ir al pueblo como los alumnos mayores.

—Vamos, Lilith, date prisa —dijo Thaddeus, bastante emocionado.

Lilith bajó corriendo por las escaleras hacia la sala común, casi tropezando.

—¡Zonko primero! —dijo Lilith emocionada.

—Zonko primero, Honeydukes después —el chico rubio asintió, mirando a su amiga con una amplia sonrisa en el rostro.

Ambos amigos salieron de la sala común y corrieron por las escaleras, chocando con algunos estudiantes y murmurando un pequeño "Lo siento" mientras se apresuraban fuera del castillo con ansias.

Ya afuera, junto con el resto de los alumnos, entregaron sus permisos a la profesora McGonagall. Lilith esperaba, impaciente, por ir a Hogsmeade; tenía todo el recorrido planeado.

—No puedo esperar —Lilith hacía un pequeño bailecito con los pies.

—Puedo notarlo —Thaddeus sonrió.

La profesora McGonagall apareció junto con Hermione y Ron. Ambos amigos se miraron confundidos al no ver a Harry con ellos.

—¿Y Harry? —preguntó Thaddeus.

—Él no podrá venir —Ron tenía una expresión de desaprobación.

—¿Por qué? —Lilith lo miró confundida.

Le parecía absurdo; no podían simplemente dejarlo ahí sin permiso. Claro que había una manera de que él fuera, y los profesores no tendrían que enterarse. Ese era un tema del cual se encargaría después.

—Dumbledore dice que no tiene el permiso firmado —explicó Hermione—, así que, al no tener permiso, no puede asistir a Hogsmeade.

—Eso es una gran tontería —espetó Thaddeus—. No pueden hacerle eso.

—Pues lo han hecho —replicó Hermione con cara de molestia.

Los cuatro comenzaron a caminar hacia la salida de Hogwarts. Hogsmeade quedaba a unos kilómetros del castillo, pero no les molestaba caminar mientras hablaban de tonterías y más.

Al llegar, quedaron casi fascinados. Hogsmeade era un lugar muy popular entre los magos y brujas, y, además, era famoso en toda Gran Bretaña.

Lilith caminaba mientras observaba cada sitio. Ahí estaba Zonko; era como el paraíso, los mejores productos para las mejores bromas estaban ahí.

—Santo cielo, es el paraíso —dijo Thaddeus, casi cayendo de rodillas frente al lugar.

—¿Santo cielo? —Lilith lo miró entre risas.

—Un niño en el orfanato siempre lo dice, y creo que suena muy genial —afirmó, muy seguro—. Estoy buscando ampliar mi vocabulario.

Lilith no pudo evitar reír. Thaddeus tenía una forma tan divertida de decir las cosas que era casi imposible odiarlo, por más que lo intentara. Eran tan parecidos, solo que en diferente presentación... o eso decían los profesores cuando los regañaban. No sabían si era un cumplido o una ofensa, pero preferían tomarlo como un cumplido.

—¿Qué tiene de genial Zonko? —Hermione los sacó de su ensoñación sobre la tienda.

—No puedo creer que hayas dicho eso —dijo Ron, casi ofendido—. La mejor tienda.

❛ 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐋𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒. ❜ - Hermione Granger. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora