Cruda sustos y milagros

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Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada. Los personajes extras así como la trama original y diálogos del fic sí son de mi pertenencia. Fanfic protegido por DMCA, SC, e Inda. Disfruten el fic.

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La vida en el Santuario y Anexos

Cruda sustos y milagros

A la mañana siguiente, todo mundo se despertaba pasadas las nueve de la mañana, porque pues... eran vacaciones y no había que madrugar además con la cenita pesada de ayer pues empanzados durmieron de más.

En este Hotel cada uno tenía su propia habitación, no compartían cuarto con algún compañero como en ocasiones anteriores cuando a veces hasta hostal tenían que pagar. No, aquí los señores caballeros dorados tenían trato precisamente de eso, de Señores. Cada habitación tenía cama kingsize, sabanas de seda y colchas afelpadas tan suaves como mink, tocador con su pantalla de plasma de cincuenta pulgadas, con cable HBO e internet wifi de alta velocidad, dos cómodos silloncitos cerca del gran ventanal, closet empotrado en la pared con suficiente espacio para acomodar sus ropas holgadamente, y baño con amplia tina que incluía jabones orgánicos hechos de finos aceites y champús y acondicionadores de alta gama que se incluían en el precio, que Shaka se agendó todos a su maleta. Además de canastas con dulces típicos en su habitación, minibar, y varios lujos y detalles que denotaban la calidad del Hotel.

Mascara Mortal se levantó, se bañó, y de inmediato fue a ver a su hermano del alma, pues ya que él lo había arropado en su cama la noche anterior él tenía la llave del cuarto para entrar. Al salir de su cuartó se encontró en el pasillo con Milo.

- Buenos días cangrejito, ¿listo para el desayuno?

- Casi, voy a ver como amaneció mi sardina favorita.

- Igual yo, voy a ver a mi hermano la hielera del santuario. Han de estar bien crudos los tres.

- Afro y Camus no me preocupan mucho, pero Mu... ver al carnero con cruda es algo que pagaría por ver.

- Yo también... Oye –ambos se miraron taimados -¿y si lo vamos a ver primero a él? –dijeron al unísono.

- Vamos, así no pagamos por el evento.

Al ver a Aldebarán venir por el pasillo se le pegaron como lapas y entraron con él al cuarto.

Dentro, tirado, no, desparramado en su cama cual carnero ya sacrificado en altar judío, Mu de Aries veía con ojos desorbitados el techo de su habitación, casi echando espuma por la boca. En su vida se había sentido así de mal...

Momentos antes que estos entraran, se había despertado sintiéndose como el vellocino de oro, es decir un simple despojo de piel, un carnero desollado, una barbacoa irlandesa. Le dolía todo el cuerpo, la cabeza y el estómago, sudaba como puerco, se sentía tan cansado como si hubiera tenido que defender cada una de las doce casas él sólo, y tan débil como si hubiera donado sangre para reparar las ochenta y ocho armaduras. Tenía una sed del carajo, como si lo hubieran ido a tirar por doce horas al Sahara, pero no podía ponerse en pie para buscar agua porque cuando lo intentó le vino un vértigo terrible que lo noqueó de vuelta a la cama, todo le daba vueltas, si no fuera porque en el cuarto nada se movía pensaría que estaba temblando, no podía poner se en pie.... No podía, no podi-

De pronto unas potentes nauseas le dieron fuerzas de quien sabe dónde y se paró como de rayo, viendo chueco por las náuseas, rebotando en las paredes logró llegar al baño y ahí vómito y vomitó todo lo que ni se había comido. Ya su estómago no sabía que más vomitar, pero sentía deseos de seguir vomitando ¡Hasta los intestinos si no le quedaba de otra! Pero su estomagó se mantuvo firme, de que vomitaba, vomitaba.

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⏰ Última actualización: Jul 08 ⏰

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