capitulo XVII: Deseos y Desafíos

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Era una mañana tranquila, y el sol apenas comenzaba a iluminar el palacio. Noeul se despertó sintiéndose algo diferente; había estado teniendo antojos extraños desde que descubrió su embarazo, pero hoy sentía una necesidad especial de algo fuera de lo común.

Se levantó lentamente, acariciando su vientre redondeado, y se dirigió a la cocina. Uno de los sirvientes lo saludó con una sonrisa.

—Buenos días, alteza. ¿Qué desea para el desayuno?

Noeul pensó por un momento, sintiendo el antojo peculiar que lo invadía.

—Buenos días. Me gustaría... arroz con mango y un poco de queso. Y, por favor, un vaso de jugo de pepino.

El sirviente, aunque sorprendido por la combinación, asintió rápidamente y se puso a trabajar en el pedido.

Noeul se sentó en la mesa del comedor, observando cómo el palacio empezaba a cobrar vida con la actividad matutina. Mientras esperaba su desayuno, Boss apareció en la puerta, con una expresión de curiosidad.

—Buenos días, amor. ¿Qué estás desayunando hoy? —preguntó Boss, acercándose y besando suavemente a Noeul en la frente.

—Buenos días, Boss. Hoy tengo un antojo un poco extraño: arroz con mango, queso y jugo de pepino —respondió Noeul con una sonrisa tímida.

Boss levantó una ceja, divertido.

—Definitivamente una combinación interesante. Pero mientras te haga feliz, eso es lo que importa.

El sirviente pronto trajo el desayuno de Noeul, y Boss decidió acompañarlo con una taza de té. Mientras Noeul comía, Boss lo observaba con ternura, apreciando cada momento que compartían juntos.

—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Boss, tomando un sorbo de su té.

—Me siento bien. Un poco más pesado, pero bien —respondió Noeul, sonriendo mientras disfrutaba de su peculiar desayuno.

Después de terminar, Noeul se dedicó a sus tareas diarias. Aunque se sentía más cansado de lo habitual, trataba de mantenerse activo y ocupado. Boss, por su parte, estaba ocupado con asuntos del palacio, pero siempre se aseguraba de estar disponible para Noeul cuando lo necesitaba.

Mientras Noeul se ocupaba en el jardín, sintió que algo estaba cambiando en su cuerpo. Era una sensación que no podía ignorar, un recordatorio constante de la vida que crecía dentro de él. A medida que avanzaba el día, los movimientos del bebé se hacían más evidentes, llenándolo de una mezcla de alegría y ansiedad.

Por la tarde, Boss se unió a Noeul en el jardín, notando la expresión pensativa en el rostro de su amado.

—¿En qué piensas? —preguntó Boss, sentándose junto a él y tomando su mano.

—Solo en cómo será nuestra vida cuando llegue el bebé. Todo está cambiando tan rápido —respondió Noeul, apoyándose en Boss.

—Lo sé. Pero lo enfrentaremos juntos. Siempre estaremos aquí el uno para el otro —dijo Boss, acariciando el vientre de Noeul con suavidad.

Noeul sonrió, sintiendo el amor y el apoyo de Boss. Los días pasaban con una mezcla de rutinas y cambios, y mientras se acercaban más al momento del nacimiento, ambos trabajaban juntos para preparar todo lo necesario para la llegada de su hijo.

Noeul pasó más tiempo en la biblioteca, investigando sobre el cuidado de bebés y la maternidad. Quería estar preparado para cada desafío que pudieran enfrentar. Boss, por su parte, se encargaba de coordinar con los sirvientes y asegurarse de que la casa estuviera lista para el nuevo miembro de la familia.

Una tarde, mientras Noeul leía en la biblioteca, sintió un movimiento fuerte en su vientre, más pronunciado que antes. Puso su mano en el lugar y sonrió, maravillado por la sensación. En ese momento, Boss entró en la habitación.

—Noeul, ven a ver esto —dijo Boss, mostrándole un pequeño par de zapatitos que había mandado hacer especialmente.

Noeul se levantó y tomó los zapatitos en sus manos, sus ojos brillando de emoción.

—Son perfectos, Boss. Gracias —dijo, abrazando a Boss con fuerza.

Boss lo abrazó de vuelta, disfrutando de la cercanía y la conexión que habían reconstruido.

—No puedo esperar para ver a nuestro pequeño usándolos —dijo Boss con una sonrisa.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, los dos se sentaron juntos en el balcón, disfrutando de la tranquilidad de la tarde. Hablaron sobre sus esperanzas y sueños para el futuro, sobre cómo querían criar a su hijo y los valores que querían inculcarle.

—Será un gran viaje, Noeul. Pero estoy seguro de que, juntos, podemos superar cualquier cosa —dijo Boss, entrelazando sus dedos con los de Noeul.

—Lo sé, Boss. Estoy emocionado y un poco asustado, pero tenerte a mi lado hace que todo parezca posible —respondió Noeul, apoyando su cabeza en el hombro de Boss.

El crepúsculo trajo consigo una sensación de paz y esperanza, y mientras miraban las estrellas aparecer en el cielo, ambos sabían que estaban listos para enfrentar lo que el futuro les deparara.

Corazón Real ~BossNoeul~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora