Corazón Real ~BossNoeul~

Capítulo VII: La lucha por el amor y la verdad

El sol se alzaba lentamente sobre el Palacio Real de Siamnara, iluminando los pasillos y jardines con una luz dorada que contrastaba con la tensión que pesaba sobre el palacio. Noeul yacía despierto junto a Boss, sus cuerpos aún entrelazados por el calor de la noche pasada. Noeul sentía una mezcla de tranquilidad y preocupación, sabiendo que este momento de paz era efímero.

De repente, la puerta de la habitación se abrió con un estruendo, y la Reina Soyeon entró con el rostro endurecido por la ira y la preocupación.

—Noeul, necesito hablar contigo ahora—dijo con voz firme, ignorando la presencia de Boss.

Boss se levantó rápidamente, su expresión preocupada mientras observaba a Noeul.

—Iré a preparar algo de comer. Estaré cerca—murmuró, saliendo de la habitación con una última mirada de apoyo a Noeul.

Una vez solos, la Reina Soyeon miró a su hijo con una mezcla de decepción y tristeza.

—Noeul, ¿qué has hecho? ¿Cómo pudiste poner en peligro nuestro reino de esta manera?

Noeul se levantó de la cama, sus piernas aún doloridas pero su resolución firme.

—Madre, amo a Boss. No puedo negar mis sentimientos ni el hecho de que él no representa una amenaza para nosotros. Es alguien en quien puedo confiar plenamente.

La Reina Soyeon suspiró profundamente, su mirada dura como el acero.

—Noeul, como madre, siempre he querido lo mejor para ti. Pero como reina, debo proteger este reino. No puedo permitir que esta relación continúe. A partir de hoy, estás destituido como heredero al trono. Tu hermano menor tomará tu lugar.

Noeul sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.

—Madre, por favor, no hagas esto. No puedes quitarme mi derecho por seguir a mi corazón.

—Ya he tomado mi decisión—respondió la Reina Soyeon con voz fría.—Debes aceptar las consecuencias de tus acciones.

Con el corazón roto, Noeul salió de la habitación, encontrándose con Boss en el pasillo.

—Noeul, ¿qué ha pasado?—preguntó Boss, preocupado por la expresión devastada de su amado.

—Mi madre me ha destituido como heredero. Todo por nuestro amor—dijo Noeul, su voz temblorosa.—Pero no me arrepiento de haberte elegido a ti.

Boss tomó la mano de Noeul, sus ojos llenos de determinación.

—Noeul, no dejaremos que esto nos separe. Lucharemos juntos por lo que es nuestro.

Decididos a enfrentar el desafío, Noeul y Boss se dirigieron al jardín del palacio, donde se encontraron con Kang, el consejero leal a Noeul.

—Noeul, Boss, he oído lo que ha sucedido. Sabía que la reina no aceptaría fácilmente vuestra relación, pero no esperaba que llegara tan lejos—dijo Kang con preocupación.

—Necesitamos tu ayuda, Kang—dijo Noeul, su voz llena de esperanza.—Debemos demostrar a mi madre y a la corte que nuestro amor no es una amenaza, sino una fortaleza.

Kang asintió, consciente de los riesgos pero decidido a ayudar.

—Hay muchos en la corte que aún te apoyan, Noeul. Debemos ganarnos su confianza y mostrar que juntos sois invencibles.

Durante los días siguientes, Noeul, Boss y Kang trabajaron incansablemente para reunir apoyo dentro y fuera del palacio. Boss utilizó sus conexiones comerciales y políticas para ganar aliados en Prasathorn, mientras que Noeul y Kang se enfocaban en persuadir a los nobles de Siamnara sobre la importancia de la alianza y el amor verdadero.

El tiempo pasaba, y lentamente comenzaron a ver resultados. Los rumores de traición se disipaban mientras la corte empezaba a comprender la profundidad del amor entre Noeul y Boss y su compromiso con la paz y la prosperidad de ambos reinos.

Finalmente, Noeul y Boss solicitaron una audiencia con la Reina Soyeon. Acompañados por Kang y varios nobles que apoyaban su causa, entraron en la sala del trono con la esperanza brillando en sus ojos.

—Madre, he venido a pedirte una segunda oportunidad—dijo Noeul con voz firme.—Nuestro amor no es una debilidad, sino una fuerza que puede unir a nuestros reinos y traer prosperidad a Siamnara.

La Reina Soyeon observó a su hijo y a Boss, notando la determinación y el amor en sus rostros. Sus propios sentimientos de conflicto eran evidentes, pero finalmente, con un suspiro profundo, se dirigió a la corte reunida.