4.Maldito James

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Maldita sea, ya no sé cómo Jessica logró ponerme de tan mal humor en tan poco tiempo. ¿Acaso no puede simplemente... llamar un rato? Y para colmo, ahora me toca ir a la clase de biología con Edward "el acosador" Cullen. En serio, ¿cómo le parecía una Bella normal que alguien se colara en su habitación? En fin, a cada quien sus gustos raros.

—Señor Molina —le dice Mike, saludándolo mientras cruzamos la puerta del aula.

—Hola, Mike —le responde el profesor con su tono habitual.

—Ah, sí, señorita Swan, bienvenida.

Uy, ya la cagué. Mierda, olvidé por completo el ventilador en esta aula. Ahora Edward no me quitará la vista de encima, y ​​por alguna razón, mi olor parece molestarlo como si fuera ácido sulfúrico. ¿Por qué siempre siento que las desgracias me persiguen?

—Hola, ¿es la clase correcta? —digo mientras busca un asiento vacío.

—Sí, sí. Bienvenida a la clase. Estas son tus cosas, y aquí hay un asiento para ti. Sigue la clase mientras te pones al corriente —dice el profesor Molina con una sonrisa algo forzada.

Sus palabras se pierden un poco entre el ruido del ventilador que zumba en el techo y las miradas que siento clavadas en mi nuca. Me acomodo en mi asiento y trato de concentrarme.

—Chicos, hoy observaremos el comportamiento de los platelmintos, también conocidos como gusanos planos. Lo que van a hacer es lo siguiente... presten mucha atención —dice el profesor, mientras reparte las instrucciones en voz alta.

Intento escuchar, pero mi mente se desvía al ver cómo Edward se inclina ligeramente hacia atrás, como si yo fuese un mal olor que quisiera evitar. Es tan sutil que nadie más lo nota, pero para mí es como si estuviera gritando. Ah, qué divertido, ahora también soy un problema olfativo

(...)

-Edward se mantiene de pie frente al mostrador, con el ceño fruncido y los puños apretados. Por alguna razón que se me escapa, parece desesperado, como si estuviera intentando negociar su forma de escapar de una misión imposible.

—Debe haber algo abierto... física, bioquímica... —dice, entre la frustración y la esperanza, como si fuera cuestión de vida o muerte encontrar una alternativa a la clase de biología.

La secretaria de la oficina lo mira con una sonrisa paciente, pero algo cansada. Se inclina un poco hacia la pantalla de su ordenador, revisando las opciones antes de negar con la cabeza.

—Todas las clases están llenas, lo siento —responde con voz suave, y luego gira su atención hacia mí, agregando un tono más cálido—. Un minuto, cariño, me temo que tendrás que quedarte en biología.

Edward aprieta la mandíbula, y por un momento parece que va a replicar. Luego suelta un suspiro, visiblemente molesto, aunque intenta mantener un tono neutro.

—Uf, está bien, tendré que aguantarlo —masculla, su voz cargada de una rabia contenida. Me resulta un tanto absurdo, como si estar conmigo en la misma clase fuera lo peor que podría pasarle.

Yo lo miro salir de la oficina, y cuando da un portazo, no puedo evitar arquear una ceja.

—Y a este, ¿qué mosca lo ha mosqueado? —murmuro para mí misma, sorprendida por su actitud tan... desmesurada. Es como si mi sola presencia le causará un fastidio insoportable.

La puerta se cierra con un ruido seco que resuena en el pasillo, y yo me quedo allí, sintiendo cómo el ambiente vuelve a su normalidad, aunque en mi mente sigue la pregunta: ¿qué le pasa a este tipo? No es que me interese mucho, pero algo en su reacción es... extraño.

¡¿REENCARNE EN ISABELLA SWAN?! [Jacob Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora