¡¿REENCARNE EN ISABELLA SWAN?! [Jacob Black]

6. Pequeña excursion a la reserva

—Hum, qué hermoso día —murmuro, mirando por la ventana—. Quitando la intrusión de Edward en mi cuarto, el sol brilla, los pájaros cantan... nada puede arruinar este día. Y qué mejor manera de celebrarlo que yendo a la reserva. Podría ir al bosque, a la Push, al sendero... creo que el bosque me tienta. Vale, decidido.

Bajo las escaleras ya vestida, con mi teléfono en la mano. Definitivamente echo de menos mi iPhone 12 Pro Max dorado. No es el más caro, pero era perfecto, comprado con los ahorros de mi vida... y cof, ayuda de mis padres, cof.

—¡Buen día, papá! —digo con energía.

—Eh, buen día, Isabella. ¿Qué tal? —responde, con un café en mano.

—Genial, es un gran día. Estaba pensando en ir a la reserva, hacer un picnic, ya sabes, aire fresco y eso.

—Ah, sí, vale. Ve a la reserva, a por aire fresco y eso, genial.

—Bien, solo tomaré un jugo de melocotón, proteína, y cogí un mantel para sentarme en algún claro, una mochila con algo de comida, jugo, magdalenas y espagueti de anoche y eso.

—Eh, sí, vale. Si eso, llámame.

—Claro, adiós.

Salgo de casa con una sonrisa, sintiéndome lista para disfrutar de un día de tranquilidad.

(...)

-I live inside my own world of make-believe
Kids screaming in their cradles, profanities
I see the world through eyes covered in ink and bleach
Cross out the ones who heard my cries and watched me weep

I love everything
Fire's spreading all around my room
My world's so bright
It's hard to breathe but that's alright
Hush

Shh

Shh

Tape my eyes open to force reality (oh, no no)
Why can't you just let me eat my weight in glee
I live inside my own world of make-believe
Kids screaming in their cradles, profanities
Some days I feel skinnier than all the other days
Sometimes I can't tell if my body belongs to me

I love everything
Fire's spreading all around my room
My world's so bright
It's hard to breathe but that's alright
Hush

Shh.

Canto mi canción favorita mientras conduzco, aunque todavía no se ha estrenado. Eso no significa que no pueda disfrutarla; siempre he sentido que esta canción me identificaba. Al llegar al aparcamiento de la Push, aparco el coche y me adentro en el bosque, maravillándome con la naturaleza que me rodea: conejitos y ardillas correteando, ya lo lejos, una manada de ciervos.

—Ohh, qué hermosos ciervos. Mal día para no traer mi cámara.

De repente, los ciervos se ponen alerta y huyen despavoridos. Escucho un sonido aterrador: huesos rompiéndose, seguido de un grito que se convierte en un aullido de dolor.

—Mierda, ¿por qué a mí? Relájate, Isabella, tal vez solo sea un venado que se ha caído... o un oso... bien, veamos, ¿hay alguien? Reacciona, un asesino en serie no va a contestarte.

Me acerco a los arbustos de donde provino el sonido. Cuando los despejo, me encuentro con...

—¡¿SAM!?

Un lobo de dos metros, con pelaje negro azabache, está sentado sobre sus patas traseras, mirándome sorprendida, asustada y, sobre todo, algo esperanzado.