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Hoseok estaba destrozado, de manera literal y metafórica.

Había trabajado día y noche toda su vida, había escrito y perfeccionado cada parte de si mismo para poder sobresalir y alcanzar el éxito aunque este fuera totalmente imparcial e injusto para él siendo un omega. Tenía que conformarse con monótono y cansado puesto olvidado en una compañía que nunca reconocería sus méritos y logros. Y sin embargo, ya se le consideraba un logro poder haber terminado siquiera sus estudios.

¿Cómo podría siquiera considerar la idea de traer a otro ser humano al mundo cuando aún le costaba trabajo levantarse en las mañanas por sí solo?

La sola idea le provocó nauseas.

Los preservativos se pueden romper y las pruebas de embarazo pueden ser inexactas, pero no había ninguna forma en la que Hoseok pudiera convencerse a sí mismo de que no estaba en cinta, él ya lo sabía. Claro que sabía la razón por la que la marca aun no se había borrado a pesar de que era temporal y claro que sabía porque había empezado a tener nauseas durante las mañanas, solamente había decidido creer que no era así, que todo estaría bien, que él no estaba esperando un bebé.

Que su vida no se estaba desmoronando.

Estaba tan asustado, estaba aterrado y solo podía culparse a sí mismo por ser tan irresponsable, por no evitar que toda esta situación se le escapara de las manos.

Con las manos temblorosas tomo su teléfono, necesitaba ayuda.

—¿Hola? ¿Hoseok? —le contestó una voz femenina.

—¿Ha-Haneul? ¿podrías venir a verme? —Hoseok sabía que su voz sonaba quebrada y lamentable pero no sabía qué más podía hacer.

—Llegó en veinte minutos.

Im Haneul tenía veintisiete años, media 1

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Im Haneul tenía veintisiete años, media 1.70, su cabello era largo y castaño, era una mujer inteligente, asusta y era lo segundo más cercano a una madre que Hoseok conocía. Esto no era porque veía a Haneul como su figura materna, si no porque él vivió con ella todo el proceso de ser madre desde el día uno.

Ambos cursaban el cuarto semestre dentro de su universidad, eran un par de omegas que habían conectado desde el momento en el que se vieron, tal vez era por la personalidad extrovertida y vibrante de Haneul y su instinto materno de proteger a alguien tan tímido e introvertido como Hoseok. Ambos habían formado una linda amistad y Hoseok no había podido ser más feliz, le había costado adaptarse a otro entorno, en una ciudad tan diferente pero a la vez tan similar al lugar en el que creció, sin embargo estar con Haneul siempre estuvo lleno de momentos divertidos y anécdotas que iba a recordar por siempre, realmente lo tenían todo.

O eso fue hasta que Haneul quedó embarazada con solo diecinueve años.

Ambos tenían la misma edad para ese entonces, Haneul venía de una familia bien posicionada y nunca había tenido que trabajar para solventar sus gastos. Esa era la vida que había llevado hasta enterarse de su embarazo, Haneul estaba decidida a tener a su bebé a pesar de que su novio, el padre del bebé, se negó rotundamente a hacerse cargo de él.

Emails i can't send you [Junghope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora