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—¿Quieres ir a beber después del trabajo?

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—¿Quieres ir a beber después del trabajo?

Hoseok, quien había pasado tres horas enteras viendo la pantalla de su computador finalmente desvió ligeramente la mirada hacia su compañero de trabajo.

—Lo siento, Jimin —dijo Hoseok acomodado sus viejas gafas—. Hoy tengo que terminar algunos informes y responder algunos correos.

—Hoseok, de verdad ¿No recuerdas que día es hoy?

Hoseok vio atentamente la fecha en su monitor.

—Dieciocho de Febrero.

Jimin lo miro fijamente, Hoseok era por mucho uno de sus mejores amigos, lo amaba tanto de manera platónica que dolía y calaba profundamente en sus huesos. Sin embargo Jung Hoseok también era la persona que más odiaba en el mundo. Solo el podría olvidar su propia existencia para dar prioridad a unos tontos e irrelevantes correos.

—Es tu cumpleaños —Inmediatamente al decir eso las mejillas de Hoseok se sonrojaron, ahora comprendía porque su familia había estado llamando tan insistentemente ese día. Desde temprano había comenzado adelantar parte de su trabajo y no respondió ni un solo mensaje o sus llamadas  "podría morir y te darías cuenta dos semanas después" le dijo su madre en tono de broma, pero en el fondo tenía miedo que verdaderamente sus palabras tuvieran un peso realista.

—Hoy cumples veintisiete años, por si también olvidaste cuantos años tienes —dijo Jimin de manera acusatoria, estaba molesto.

—Tal vez mañana...

—Hoseok —Jimin rodeó por completo su escritorio y obligó a que Hoseok lo mirara frente a frente. —Por favor salgamos hoy, podemos ir a beber y luego a bailar, tú amas bailar.

Hoseok definitivamente no quería ir.

Muy pocas veces Hoseok era consiente de propia vida. Era un omega sencillo de veintisiete años recién cumplidos, media 1.77 centímetros, su color favorito era el verde, tenía el mal hábito de morderse las uñas y beber tres tazas de café a lo largo del día.

Lloraba por las noches y tomaba dos píldoras de amoxapina en la mañana.

No era un omega que sobresaliera por sobre el promedio, era muy delgado y algo guapo, usaba un par de gafas viejas y diferentes trajes de segunda mano a lo largo de su semana para ir a trabajar. Le costaba trabajo socializar siendo algo introvertido y asustadizo.

—Entonces que dices, ¿vamos? —Jimin lo miró, sabía que su amistad dependía de su respuesta.

—Claro, solo por esta noche —Hoseok forzó su mejor sonrisa.

Solo por esa noche.

Hoseok era lo que podría considerarse un mal bebedor, con una solo trago de alcohol su cara se ponía tan roja como un tomate y arrastraba sus palabras con pesadez, sin embargo a pesar de todo bebía con mucha frecuencia desde los veinte, cuando por...

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Hoseok era lo que podría considerarse un mal bebedor, con una solo trago de alcohol su cara se ponía tan roja como un tomate y arrastraba sus palabras con pesadez, sin embargo a pesar de todo bebía con mucha frecuencia desde los veinte, cuando por primera en casa de su ex novio Yoongi, bebió tanto que vomito en la vieja alfombra de sus padres.

Hoseok era un pésimo bebedor pero, en su defecto, también era un excelente bailarín, su cuerpo era ligero y delgado y podría estirarse, flexionar y vibrar con la música, Hoseok simplemente amaba tanto bailar que hasta considero que su vida entera girará entorno al baile, a ser bailarín. 

Pero toda su familia y todo el sabían perfectamente que ser bailarín no traería la  suficiente remuneración económica que necesitaba y siendo sinceros, siendo un omega tampoco podía darse el lujo de atreverse a dedicarse a algo que amaba sin recibir mucho a cambio.

Por eso, cuando después de una larga jornada y vida laborar Jimin lo arrastró hacia un bar de mala muerte de colores neones brillantes y olor a tabaco a beber todo lo el alcohol barato que podían en la pequeña ciudad en la que vivían. Hoseok comprendió que esos pequeños instantes de adrenalina era lo que le daba un poco de sentido a su monótona y deprimente vida.

—¿Por qué tienes esa cara? ¡Es tu cumpleaños! —Jimin gritó por encima de la música de fondo, ambos ya estaban muy borrachos.

Hoseok siendo un omega usualmente no se sentiría cómodo ni seguro emborrachándose así en triste bar colorido, sabía que era peligroso beber tanto a pesar de que los tiempos cambiaron, la sociedad cambió y los alfas también no significaba que no hubieran personas peligrosas afuera. No significa que no hubieran alfas peligrosos afuera.

Si embargo estaba pasando una mala racha emocional y se sentía ligeramente asfixiado. Solamente esa noche quería divertirse.

Pero nunca confíes en tu mala suerte.

Emails i can't send you [Junghope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora