tusilago (símb. preocupación)

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[ CAPÍTULO IV ]

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[ CAPÍTULO IV ]

Faltaba muy poco para que llegaran las vacaciones de verano, yo ya ansiaba por que se terminaran las clases para así ya no verle la cara a los demás, más a las chicas que siempre son encimosas conmigo.

La hora de salida había llegado y junto con mis amigos salí hacia la salida del colegio.

— ¿Vienes con nosotros Ray? — Me pregunto Norman.

— ¡Sii! Acompáñanos, iremos a un restaurante de pizzas que está por aquí cercas. — Dijo Emma.

— Tengo cosas que hacer en la tarde, pero no creo que por mi ausencia ustedes dos vayan a aburrirse. — Claro estaba el sarcasmo de mi comentario ya que las mejillas de ambos se tornaron de colores rosáceos. A mi no me mentían, se traían algo esos dos, y claro que si.— Adiós.

Me despedí de ellos y nos dirigimos por direcciones contrarias. Realmente no tenía nada que hacer en la tarde, pero vamos, Norman llevaba tiempo diciéndome que quería salir con Emma a solas porque tenía cierto interés en ella, obvio no iba a interferir entre ellos dos, aunque hubiera sido divertido ver el como Emma se ponía histérica por darle indirectas de que ellos dos eran algo más.

Siempre que tenía que irme a mi casa pasaba por una escuela que estaba cercas de mi colegio, siempre que pasaba por ahí trataba de ir a paso rápido ya que había un grupo de chicas que siempre se me quedaban viendo o a lo lejos escuchaba decir cosas extrañas, así que siempre trataba de o no voltear a ver, o caminar lo más rápido posible.

Esta vez noté que no había mucha gente, y lo más importante, que no había rastro de esas chicas, así que pude caminar en paz. Nunca había visto con detalle esa escuela, era un poco más pequeña que la nuestra, aparte de que el nuestro era privado.

Vi hacia el lugar y vi a Daila, no tenía idea que ella estudiaba ahí, de hecho, no tenía ninguna idea de donde pudiera estudiar ella hasta ahorita. Estaba caminando ya cercas de la salida, pero su mirada sobre suelo y a lo que podía ver, sus ojos estaban rojos...

— ¿Daila? — Hablé. Ella me miro y toda su expresión cambio.

— ¿Ray? — Se limpió sus ojos con la manga de su suéter, parecía como si estuviese llorando desde ya hace rato. — ¿Qué haces aquí? — Se acercó un poco más a mi.

— Voy para mi casa, siempre pasó por aquí.

— ¿Vas al colegio Ritsumeikan, el que está muy cercas de aquí?

— Mjm. — Dije. — Tienes los ojos rojos.

— Ah, es que... me dio un ataque de alergia desde hace rato, soy muy propensa a que me suceda. — Volteó hacia otro lado, y yo empecé a dudar.


lirios, rayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora