lágrimas azucaradas

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[ CAPÍTULO IX ]

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[ CAPÍTULO IX ]

El supuesto día de volver a salir con Daila nunca llego. La última salida fue muy cálida y quería volver a repetirla, le mande mensaje para ver si ella quería hacer algo pero jamás contesto.

Estuve días seguidos tratando de contactarla pero nada, lo peor de todo es que le llegaban los mensajes y no había rastro de ella, también fui a buscarla en casa de su abuelo, el me dijo que desde hace días que no se topaba con su nieta, así que fui a buscarla a su casa, me asomaba por ciertas ventanas pero tampoco podía verla, era como si los aliens la desaparecieron de todo el planisferio.

Cada vez me preocupaba más al recordarla y desconocer cuál era su paradero, ¿la habré asustado la última vez que nos vimos? No quería ni pensarlo, pero es que Daila no leía mis mensajes, quizás la perturbe y no quería decírmelo directamente, en verdad deseaba que ese no fuera el caso.

En la última despedida no me dio razones para realmente deducirlo de ese modo, aunque, ¿y si me dio el cd como forma de no volverme a hablar jamás y alejarse de por vida? No, no tendría porque hacerlo, encima compré hace días en el supermercado cosas para hacerle snacks a Daila, era mucha comida para tenerla arrinconada en el refrigerador.


— No pienso que este ocupada. — habló Norman.

— Opinó lo mismo que Norman. — continuó Emma.


Los tres estábamos en un café pequeño que se ubicaba cercas de otros restaurantes de la ciudad, los solicité a ambos para que me "ayudaran" a resolver el tema de la ausencia de la niña razzles, a este punto ya parecía estar muy desesperado.



— Puede y te esté evitando. — prosiguió Emma, ¿evitándome?

— ¿Qué te hace pensar eso? — tome un sorbo de mi latte para disimular la saliva que pasaba por mi garganta gracias al nerviosismo.

— No se, tal vez hiciste algo que no le gusto. — levante la ceja confundido.

— No te estamos inculpando nada, el caso es que nosotros conocemos muy poco de Daila, si a caso cosas que tus nos cuentas, Ray.



Igual y sea cierto lo que dice Norman, ellos no la conocen y lo mínimo que saben de ella es que somos amigos, salimos muy seguido, y su escuela está cercas de nuestro colegio, me siento como un estúpido al darme cuenta que ni yo sabía lo que pasaba con ella.

Estaba impaciente por descubrir la razón, desde hace 2 semanas que desconocía donde estaba, y en todo ese tiempo no dejaba de mover mi pierna que elaboraba movimientos breves y rápidos. Una sensación devastadora cruzaba por la boca de mi estómago.


lirios, rayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora