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Matthew Helmont

Provocarle una caída casi mortal a Rebecca jamás fue mi intención, tampoco querer enterrarla viva.

O sea, si lo pensé, pero no era mi intención.

Todo fue una mala jugarreta de la vida, yo me encontraba caminando hacia mi camioneta después de haberle comprado algunas cosas a mi madre, y ella simplemente se atravesó en mi camino. También podría ser que yo me crucé en el de ella, pero ahora ya da igual.

Mi madre diría que fue el destino, pero yo no estoy seguro de creer en esas cosas.

Debo admitir que Rebecca es una chica linda, su cabello es pelinegro, sus ojos son de color miel y tiene pecas que pueden pasar desapercibidas, a menos que te quedes unas horas observándola dormir por si se despertaba histérica.

No era por ser un acosador, más bien fue porque quería ser un buen anfitrión.

Durante el almuerzo que tuvimos mi familia y yo con Rebecca y su madre, Elena tenía mi celular, siempre me lo está pidiendo para jugar con él, y yo nunca he podido decirle que no. Por esa misma razón, mi celular está lleno de juegos, en su mayoría instalados por ella.

Estoy seguro que Elena dejó mi celular intencionalmente, y obviamente también me había pedido el número de Rebecca con segundas intenciones.

Salir corriendo después de haber caído no era algo que yo hubiera querido hacer, de hecho, mi madre y Elena se encargaron de darme un buen golpe en la cabeza por eso. Mi padre, sin motivos para defenderme solo negó con la cabeza, claramente divertido.

Pero es que entré en pánico y no supe qué hacer, nadie puede culparme, jamás había pasado por algo similar como para saber qué hacer. Nunca he sabido tratar a una persona que se me hace atractiva.

Mis amigos siempre se habían burlado de mí por eso, en parte porque mi madre es una escritora profesional de romance y yo apenas puedo saludar a alguien atractivo sin sonrojarme y trabarme en el proceso.

En toda mi vida sólo he tenido una pareja, y fue en preescolar, así que no cuenta. Era joven e inocente, no sabía lo que hacía.

Con todos estos pensamientos en la cabeza decidí que lo mejor era prestar atención en lo que estaba pasando a mi alrededor. Sólo para darme cuenta que mi madre y hermana habían estado hablando de Rebecca todo este tiempo.

一¿Pueden parar de hablar de Rebecca? 一pregunte, claramente frustrado.

Desde que pusimos un pie en la casa, no, desde que salimos de la casa de la chica no habían parado de hablar de ella. Qué tenía muy buenos modales, que era muy linda, que les agrado desde el primer instante.

Lo cuál es un poco raro, porque cuando dicen primer instante, se refieren a cuándo me ofreció ayudarme a enterrarse a sí misma. Ella no sabía que era a ella, pero se ofreció.

一¿Te molesta? 一Elena pregunta burlona.

一Es obvio, ¿no viste que no paraba de sonrojarse cada vez que la veía?, 一para lo único que mi madre abría la boca últimamente era para avergonzarme.

Me pongo de pie, cansado de la situación, sé que seguirán así durante semanas, si es que lo llegan a superar. Les encanta ponerme en vergüenza.

一No te enojes, Matt, sólo estamos jugando.

一No me gusta Rebecca, 一digo claro y fuerte.

Lo que tú digas...

一Nadie menciono eso.

¿Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora