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La adrenalina le carcomía el cuerpo. En el instante que puso un pie en esa mansión su corazón lateo como un completo desquiciado, no sabe si fue la adrenalina por el mero pensamiento de querer tenerlo bajo su cuerpo o porque aún así Hoseok lo ponía nervioso. Sin decir absolutamente nada busco con la mirada la presencia del omega, y al darse cuenta que no se encontraba en ninguna parte camino directamente a la cocina para darse cuenta que toda la servidumbre estaba ahí.

Solo mirando a su alrededor una de las betas se acerca a él.

—¿Se le ofrece algo, señor Min?— El alfa levanta la mirada hacia a ella, le hace una pequeña seña de que debe seguirlo para que nadie más lo pudiera escuchar.

—Por el momento en lo que mi pareja regresa de su viaje, estas dos semanas les avises a todos los empleados que van a trabajar hasta el medio día, después de esa hora nadie debe estar en esta casa. Te pido por favor mayor discreción y que mi pareja no se enteré— sacando un cheque de su saco extendiéndolo, la beta solo miro como el pedazo de papel entre sus dedos y asintió—. Podrán llegar más de estos a tus manos si haces lo que te voy ordenando esta semana.

Ella lo toma y se da cuenta de la gran cantidad de dinero qué hay escrito en ese cheque.

—No se preocupe, señor Min, haré lo que me pide.

Con eso se fue nuevamente a la cocina, Yoongi no dijo nada más y de igual forma se retiró. Por ahora no haría absolutamente nada, no propondría nada hasta que llegara el momento adecuado. por lo que, se le estaba complicando de alguna manera y debería moverse ya porque los días estaban transcurriendo muy rápido.

Siendo tan cordial y bueno con él, Yoongi siempre se ofrecía a llevarlo y traerlo a la casa, en ocasiones lo llevaba a lugares donde el omega quisiera ir. Comer juntos ya era su rutina y estar un rato platicando cosas del trabajo y de lo que quisiera hacer el omega era una pieza fundamental.

Ya tenía muchísima confianza con él, la casa estaba ya muy sola, no había nadie que pudiera molestarlos.

Una noche lluviosa y fría, el reloj marcando la una y trece de la madrugada. El sueño de Yoongi se había ido tan lejos que era imposible alcanzarlo, lo único que mantenía en su cabeza era a ese omega precioso que tenía al otro lado de la habitación. Darse ya por vencido, salió de la habitación en busca de algún té para poder consumirlo y conciliar el sueño, pero el plan cambió drásticamente cuando escuchó ruidos viniendo de la habitación de Hoseok, con cuidado se encaminó hacia la puerta y en cuanto estuvo justo ahí pegó su oreja sobre la madera, los gemidos desesperados retumbaban en la habitación haciendo así una reacción rápida en el cuerpo de Yoongi. Sin esperar más con mucho cuidado abrió la puerta y observando cómo Hoseok se masturbaba por puro placer. Sus fosas nasales se hincharon, apretó con fuerza el picaporte, su pene no dejaba de dolerle al solo tener a ese hermoso omega lloriqueando.

La mente se le nubló y la culpa estaba muy enterraba en lo más profundo de su ser. No puede soportarlo mas y con cuidado entra, Hoseok no esta ni siquiera enterado ya que está dando la espalda perdido en su propio mundo. Sin perder el tiempo, se quita con rapidez la ropa y se sube a la cama, subiéndose encima suyo siente como el omega tiembla y se sorprende queriendo decir algo pero Yoongi le tapa la boca con su mano izquierda mientras con la otra detiene los movimientos que hace con el dildo.

—Shh, shh— susurra en su oído, le destapa la boca al mismo tiempo que le quita el juguete para hacerlo ahora él mismo—. Tranquilo, nene.

—Yoongi— eso había sido un jadeo cuando sintió cómo introducía el juguete embistiéndolo—, ¿q-qué haces?

Rojo | Yoonseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora