- Eres pésimo en esto, Megumi.
- Lo e-estoy intentando.
- De acuerdo. Intentemos otra posición, quédate arriba. - ordene.
- ¿A-así?- dijo Megumi, sonrojado, con una mezcla de timidez y nerviosismo.
- Ahora ponte de costado - analice, mirándolo fijamente.
- Esto no está funcionando, Sukuna.
- Porque lo estas haciendo mal - dije enojado.
- ¡Es que estás explicándolo mal! - grita Megumi, frustrado. - Eres un pésimo maestro de artes divinas.
Aunque viéndolo de otra manera, precisamente la paciencia no era algo que Sukuna tuviera.
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Horas antes:
En medio de una antigua capilla, la atmósfera se cargaba con una energía intensa y misteriosa. Megumi, con sus ojos avivados por la curiosidad, se encontraba frente a Sukuna, el demonio que había decidido enseñarle las técnicas ancestrales de protección divina.
-Observa Megumi. El fuego es un elemento base de la magia demoníaca y sirve para cualquier hechizo. Pero desde épocas prehistóricas, los humanos lo tomaron utilizándolo para repeler la oscuridad.
Megumi escuchaba con atención. Bueno no todos los días tienes a un poderoso demonio enseñando técnicas antiguas. Me sorprende haber aceptado, solo que soy débil a los pedidos de Megumi.
- Para protegerte a ti mismo, debes aprender a moverte con gracia y rapidez- impartí, en un tono grave y profundo.
Comencé a enseñarle los movimientos y gestos que debía realizar para invocar la energía del fuego y crear un escudo protector a su alrededor.
Megumi asintió con determinación y se dispuso a ejecutar la técnica. Con un esfuerzo concentrado, intentó cambiar de posición hacia arriba y al costado, tratando de desafiar la gravedad y sorprender a sus enemigos con una barrera protectora. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, Megumi no lograba dominar la técnica con la fluidez necesaria.
- Estás haciéndolo mal - dije cansado, notando la frustración en los ojos de Megumi.
- Debes concentrar su energía divina en un punto central, permitiendo que se expandiera a su alrededor formando una barrera protectora.- dije de forma explicativa- Tienes que canalizar esa energía para que, al mismo tiempo que te protege, pueda ser lanzada como un poderoso ataque contra cualquier amenaza.
Megumi escuchaba con atención mis indicaciones, asimilando cada palabra y visualizando mentalmente los movimientos y la energía que debía canalizar. Con determinación renovada, se dispuso a intentar la técnica una vez más, concentrándose en encontrar el equilibrio entre protección y ataque.
-La verdadera sabiduría y poder reside en la virtud, la razón y la bondad. ¡Oh, señor, muéstranos el camino!- dijo Megumi recitando el conjuro divino, acatando lo que le indique anteriormente.
Después de varios intentos, Megumi finalmente logró ejecutar la técnica con éxito. Una barrera protectora brillante y poderosa se materializó a su alrededor.
- Y-yo... lo logré- alegó Megumi, con una mezcla de alivio y emoción en su voz.
Sonreí con satisfacción al ver el progreso de Megumi. Me acerque y deposite un dulce beso en su frente.
- ¿Ya estoy listo para los rituales demoníacos? - dijo Megumi con entusiasmo.
- Repíteme una vez más ¿Por qué siendo sacerdote quieres aprender técnicas de demonios? - respondí frunciendo el ceño, cansado por la discusión que venimos teniendo hace días. Habíamos tenido conversaciones intensas sobre el equilibrio entre la luz y la oscuridad, sobre el poder que conllevaba el conocimiento de las artes demoníacas. También podría romper la delgada balanza que une a ambos mundos.
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𝔓𝔯𝔢𝔰𝔞𝔤𝔦𝔬 (𝙎𝙪𝙠𝙪𝙁𝙪𝙨𝙝𝙞- 𝙎𝙪𝙠𝙪𝙢𝙚𝙜𝙪)
FanfictionAnte la inminente guerra entre la oscuridad y la luz, el Sacerdote Fushiguro Megumi se enfrentará a la tentación más grande de todas... El Rey de los Demonios. «Así que en su afán de controlar cada detalle, se olvidó de lo sagrado en la imperfecció...