Capítulo 3

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Minji y Hanni habían intercambiado mensajes constantemente desde su primer encuentro durante un mes . La conexión entre ellas era innegable, y ambas estaban ansiosas por verse de nuevo. Finalmente, decidieron tener su primera cita oficial un sábado por la tarde.

El día llegó, y Minji se encontraba frente a su armario, deliberando qué ponerse. Quería verse bien pero sin parecer que se había esforzado demasiado. Optó por un pantalón holgado y cómodo, con una playera un poco holgada dando un toque casual. Tomó su teléfono y envió un mensaje rápido:

Minji: Estoy saliendo de casa. Nos vemos en la estación de metro en 15 minutos.

Poco después, Hanni respondió:

Hanni: ¡Perfecto! Estoy muy emocionada. Nos vemos ahí.

Minji salió de su casa con una mezcla de nervios y entusiasmo. Al llegar a la estación, vio a Hanni esperando con una sonrisa radiante. Llevaba una chaqueta ligera y unos jeans holgados , luciendo fresca y natural.

— ¡Hola, Hanni! — saludó Minji, acercándose con una sonrisa.

— ¡Hola, Minji! — respondió Hanni, dándole un abrazo rápido. — ¿Lista para nuestra primera cita oficial?

— Más que lista — dijo Minji, sintiendo mariposas en el estómago.

Decidieron empezar su cita con un paseo por el centro de la ciudad. El ambiente era animado, con gente caminando, tiendas abiertas y músicos callejeros tocando melodías alegres. Caminaron lado a lado, disfrutando de la compañía mutua y hablando de todo un poco.

— ¿Qué te gustaría hacer primero? — preguntó Minji.

— He oído que hay una nueva exposición de arte en la galería de la esquina. ¿Te gustaría ir a verla? — sugirió Hanni.

— ¡Me encantaría! Suena perfecto — respondió Minji.

Entraron a la galería y comenzaron a explorar las diferentes salas. La exposición estaba llena de colores vibrantes y formas abstractas que invitaban a la interpretación. Ambas se detuvieron frente a una pintura especialmente llamativa.

— ¿Qué ves en esta pintura? — preguntó Hanni, inclinando la cabeza mientras la observaba.

— Veo una explosión de emociones. Los colores se mezclan y chocan, creando algo caótico pero hermoso al mismo tiempo — respondió Minji, perdiéndose en los detalles de la obra.

— Me gusta tu interpretación. Yo veo algo similar, como si estuviera capturando un momento de cambio y transformación — dijo Hanni, sonriendo mientras se giraba para mirar a Minji.

Siguieron recorriendo la galería, compartiendo sus pensamientos sobre cada obra y disfrutando de las conversaciones profundas que surgían a partir de ellas. Después de una hora, decidieron que era hora de comer algo.

— ¿Tienes hambre? — preguntó Hanni.

— Sí, bastante. ¿Qué te parece si vamos a esa cafetería que me mencionaste la última vez? — sugirió Minji.

— ¡Gran idea! Tienen las mejores tartas de la ciudad — respondió Hanni, entusiasmada.

Llegaron a la cafetería y encontraron una mesa junto a la ventana. El lugar era acogedor, con una decoración rústica y el aroma irresistible de café recién hecho. Ordenaron sus bebidas y un par de porciones de tarta de manzana.

— Cuéntame más sobre ti, Hanni. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? — preguntó Minji, queriendo conocerla mejor.

— Bueno, me encanta la música. Toco la guitarra y canto un poco. También disfruto de la fotografía, me gusta capturar momentos especiales — respondió Hanni, sus ojos brillando con entusiasmo.

— ¡Eso es increíble! Siempre he querido aprender a tocar un instrumento, pero nunca he tenido la paciencia — dijo Minji, riendo.

— Te enseñaré algún día, si quieres. Es más fácil de lo que parece una vez que le agarras el truco — ofreció Hanni con una sonrisa.

— Me encantaría. Y sobre la fotografía, ¿tienes alguna foto favorita que hayas tomado? — preguntó Minji.

— Sí, hay una que tomé en un viaje a la montaña. Era un atardecer increíble, y logré capturar los colores del cielo reflejándose en un lago. Es una de mis favoritas — respondió Hanni, sacando su teléfono para mostrarle la foto a Minji.

— ¡Es preciosa! Tienes un gran ojo para la fotografía — elogió Minji, admirando la imagen.

La conversación fluyó sin esfuerzo mientras disfrutaban de sus tartas y bebidas. Hanni y Minji compartieron risas, sueños y pequeñas historias de su vida cotidiana, sintiéndose cada vez más conectadas.

— ¿Te gustaría dar un paseo por el parque después de esto? — sugirió Hanni cuando terminaron.

— Claro, sería genial. El parque es hermoso en esta época del año — respondió Minji.

Salieron de la cafetería y caminaron hacia el parque. El sol comenzaba a bajar, bañando todo con una luz dorada. Se adentraron en los senderos, disfrutando de la tranquilidad y la belleza natural que los rodeaba.

— Es increíble cómo un lugar puede traer tantos recuerdos. Siempre me he sentido en paz en este parque — dijo Minji, mirando a su alrededor.

— Yo también. Es como si el tiempo se detuviera aquí — coincidió Hanni, tomando la mano de Minji de manera espontánea.

Minji sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al sentir el toque de Hanni. No apartó la mano; en cambio, la sostuvo con firmeza, disfrutando del momento.

— Hanni, me alegra mucho haberte conocido — dijo Minji, mirando a Hanni con ternura.

— A mí también, Minji. Nunca pensé que un día lluvioso en el parque podría llevarme a alguien tan especial — respondió Hanni, sus ojos brillando con sinceridad.

Mientras caminaban, el cielo comenzó a nublarse nuevamente, y pronto las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer. Minji y Hanni rieron mientras buscaban refugio, encontrándose de nuevo bajo el mismo árbol donde se conocieron.

— Parece que este árbol es nuestro lugar especial — dijo Hanni, sonriendo mientras se acurrucaban juntas bajo las ramas protectoras.

— Sí, definitivamente lo es — respondió Minji, sintiendo el corazón latir con fuerza.

La lluvia se intensificó, creando una cortina de agua alrededor de ellas. Hanni miró a Minji a los ojos, y sin decir una palabra, se acercó lentamente. Minji pudo sentir la respiración de Hanni, y cerró los ojos anticipando lo que venía. Sus labios se encontraron en un beso suave y tierno, sellando el comienzo de algo más profundo que una simple amistad.

El beso fue dulce y cargado de emociones, y cuando se separaron, ambas sonreían tímidamente. Minji sintió que su corazón estaba a punto de explotar de felicidad.

— Hanni, esto... esto es increíble — murmuró Minji, sin poder contener su alegría.

— Lo es, Minji. Siento que estoy soñando — respondió Hanni, abrazándola con fuerza.

Se quedaron bajo el árbol, abrazadas y disfrutando del momento, mientras la lluvia caía a su alrededor. Era como si el mundo se hubiera detenido, dejándolas solas en su pequeño refugio.

— Prométeme que siempre tendremos este lugar especial — dijo Minji, apoyando su cabeza en el hombro de Hanni.

— Te lo prometo, Minji. Este árbol será nuestro refugio, sin importar lo que pase — respondió Hanni, apretándola un poco más.

La tarde se convirtió en noche, y aunque la lluvia no cesaba, ninguna de las dos quería moverse. El primer beso bajo la lluvia y el abrazo bajo el árbol se habían convertido en un momento mágico que nunca olvidarían.

Cuando finalmente decidieron irse, caminaron de la mano, riendo y hablando sobre lo que el futuro podría traer. Minji sentía que había encontrado a alguien especial en Hanni, y no podía esperar a ver cómo evolucionaría su relación.

Llegaron a la estación de metro y se despidieron con otro beso, esta vez más breve pero igual de significativo. Mientras Hanni se alejaba, Minji no pudo evitar sentirse agradecida por aquella tarde lluviosa que las había unido.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Minji no podía dejar de sonreír. Sabía que su vida había cambiado para mejor, y estaba emocionada por las nuevas aventuras que viviría con Hanni a su lado.

Can I Call You Tonight? BbangsazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora