CAPÍTULO TRES: El Muerto que Vive

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Por razones de coherencia, Sabo va a visitar la tumba de Ace dos años antes que en el canon.

Ace abre los ojos en un claro verde, que se expande varios kilómetros

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Ace abre los ojos en un claro verde, que se expande varios kilómetros. El cielo está despejado, pero hay una fuerte corriente de viento. Como él es un fantasma en ese mundo, no siente ni frío ni calor, por eso los pétalos de las flores de cerezo siguiendo el curso del viento consiguen que el paisaje sea acogedor, pacífico y perfecto para poder llorar en paz. Incapaz de mantenerse en pie, el pecoso cae de rodillas al césped. Es un césped húmedo y precioso, lleno de flores silvestres que adornan el campo con sutileza.

Una vez su llanto se calma un poco, alza la cabeza para observar su tumba. Está al lado de la de su capitán, la cual es más grande. Los nombres en las piedras no hacen más que volver la situación más real, lo que consigue que el corazón de Ace, que no debería existir tras su muerte, se encoja. Se levanta a duras penas y acaricia la piedra de su tumba, repasando las palabras talladas en ella.

"Así que aquí estaban..." comenta sardónico, limpiándose las lágrimas con una mano. Observa su sombrero y su cuchillo con nostalgia, echando de menos la época en la que los cargaba con orgullo y estilo. Se deja caer, apoyado en la pared de su tumba, con el rostro desfigurado por la pena. La escena que acababa de presenciar entre Luffy y Jimbē no dejaba de repetirse en su mente, torturándolo.

En parte se lo merecía por haber dejado solo a Luffy.

No sabe cuánto tiempo ha estado ahí tirado, llorando, cuando unos pasos consiguen hacer que alce su cabeza hacia arriba con expresión de pocos amigos, desganado. Ni siquiera entiende quién es ese rubio que se acerca, pero odia que su vestimenta le resulte tan familiar. Cualquiera que lo viera diría que es un noble, aunque la tubería de su espalda consigue tumbar abajo parte de su aura de la nobleza.

"Al fin pude llegar hasta aquí, Ace." Frunce el ceño al escucharlo. No sabe de qué lo conoce, pero es verdad que siente a la persona que deja flores frente a su tumba demasiado familiar como para dejarlo pasar. El rubio se sienta en frente suyo. O más bien, frente a su tumba. Porta una sonrisa nostálgica y triste mientras se quita el sombrero y lo posa sobre su regazo. "Mira, Luffy ha vuelto a hacer de las suyas." Cuando el rubio hace un movimiento de dejar un periódico apoyado sobre la piedra, se levanta, indispuesto a volver a sentir el vacío de que los vivos atraviesen su cuerpo.

"¿Cómo que 'ha vuelto a hacer de las suyas'? ¿Y tú de qué conoces a Luffy?" Dice con molestia. El parte con el extraño porque actúa como si conociese a los dos, y en parte con él mismo por sentir que así es.

Se asoma a leer el periódico, viendo una foto de Luffy en Marineford. El pequeño monito sale lleno de vendas y con los ojos cerrados. Su sombrero está en su pecho, mostrando respeto por su hermano caído. Se lleva la mano a la boca, impactado. ¿Cómo le había dado tiempo a su hermano de ir hasta ahí? ¿No puede dejar de sorprenderlo cada vez que mueve un dedo? Tiene un hermano muy problemático.

A('s) SOUL | One Piece Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora