CAPÍTULO FINAL: El Rey de los Malos Padres

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Portgas D Ace se ha visto envuelto en unos cuantos sucesos que podrían catalogarse como deprimentes durante los últimos dos años, pero le cuesta imaginar una situación peor que en la que se ha visto involucrado. Para empezar, nada más llegar de vuelta al cielo tras dos años desaparecido (habiendo robado un objeto valiosísimo) tuvo que sobrevivir a unos cuantos ataques mortales (aunque ya está muerto) de aquel ángel con nombre de bebida alcohólica. Después, tuvo que revivir el trauma de su muerte para que el goblin raro de la entrada pudiese tomar sus datos y así poder darle una entrada al cielo. Es entonces cuando, tras mucho buscar, consiguió encontrar a su padre.

O más bien, a sus padres.

"Esto tiene que ser una broma." Masculla, pateando una hoja de árbol blanca, formada por una nube. Desde el instante en el que sus ojos conectaron, Ace supo quién era aquel hombre de pelo largo y descuidada barba. No hace falta decir que ni siquiera le permitió saludar antes de salir por patas de aquel lugar.

Se deja caer de cara a la nube sobre la que está, rebotando sobre dicha superficie cual colchoneta elástica con los brazos extendidos y las piernas abiertas. Mueve ligeramente su cabeza hacia la izquierda para mirar al lateral y poder respirar cómodamente.

Su nariz pica y su vista se vuelve borrosa. Aunque no quiere, Ace no puede evitar dejar escapar una lágrima mientras se muerde el labio inferior para evitar cualquier tipo de sonido indeseado que lo delate.

Sin embargo, el pecoso no puede evitar sentir que la situación está sobrepasándolo con creces. Tras su muerte prematura, finalmente creyó que había aceptado su condición de fantasma. Toda esa fachada se derrumbó cuando vio a sus hermanos unidos sin notar que él también estaba ahí.

Gira sobre su propio eje para colocar su cuerpo boca arriba, deseando ver cualquier otra cosa excepto el rostro que se planta justo en frente de sus narices.

El primer rey de los piratas sonríe ampliamente con los ojos cerrados. Su expresión se parece tanto a la de Luffy que el menor no puede evitar bajar la guardia por un momento.

"¿Así que te uniste al viejo Barbablanca?" Le pregunta con voz de júbilo. "Supongo que me lo merecía, yo le quité a un hijo suyo también para mis aventuras." Ace frunce el ceño, volviendo a subir su guardia con más fortaleza que nunca. Se incorpora, quedando sentado.

"Lárgate de aquí." Rober suspira, haciendo lo contrario y sentándose con las piernas cruzadas al lado de su hijo.

"¿Ha sido divertido?" Le pregunta el hombre con la vista al frente, sin mirarlo directamente a él.

"¿El qué?"

"Vivir." Ace se gira a mirar al hombre. No puede evitar pensar que el aura que emana es muy parecida a la de Luffy, y odia que así sea. No le gusta sentirse así, pero su cuerpo se siente en paz con la figura de aquella leyenda a su lado. "¿Ha sido divertido?"

"Sí." Admite, pensando en sus aventuras. "Lo único malo de mi vida eres tú." Le suelta sin remordimientos. "Si tan solo tú no fueras mi padre...." Roger traga saliva.

"Si yo no fuera tu padre, no habrías vivido la vida que viviste." Le contesta. "Sé que no puedo hacer nada para caerte bien." Suspira con una sonrisa triste, subiendo su mano hasta apoyarla sobre la melena rizada del pecoso. "Vi cómo te criaste, así que entiendo tu odio." Ace le suelta un manotazo con una mueca de disgusto.

"No me toques, demonio." Le espeta malhumorado. "Tú mismo lo has dicho: te odio." Pero ni siquiera lo está mirándolo al nombrar esas palabras. "Mi único padre es Barbablanca."

"Yo a ti te quiero." Ace enmudece ante la declaración de Roger. "Rouge también te quiere. Eres nuestro hijo." El chico frunce los labios, sintiendo su corazón latir fuerte.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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