★彡[ʟᴏꜱ ᴄᴀᴄʜᴏʀʀᴏꜱ ᴅᴇ ᴄʜᴀʀʟᴜꜱ]彡★

Un cumpleaños

El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Charlus Potter se levantó esa mañana. Era un día especial, el cumpleaños de sus tres pequeños omegas: Remus Lupin, James Potter y Sirius Black. Había estado planeando esta celebración durante semanas, deseando darles un día lleno de alegría y sorpresas.

Charlus se dirigió a la cocina, donde comenzó a preparar un desayuno festivo. Sabía que los niños se despertarían pronto, emocionados por la promesa de un día especial. Mientras cocinaba, recordó la conversación que había tenido con Septimus Weasley, la madre de Arthur y Bilius, los únicos otros niños que sus hijos conocían. Septimus había prometido traer a sus hijos para la celebración, y Charlus estaba ansioso por ver la reacción de sus pequeños al recibir a sus amigos.

Poco después, escuchó los pasos apresurados de James, Remus y Sirius bajando las escaleras. Charlus los recibió con una sonrisa, sus rostros iluminados por la emoción.

—¡Feliz cumpleaños, mis amores! —exclamó, abrazándolos a cada uno.

—¡Gracias, papi! —respondieron al unísono, sus ojos brillando con anticipación.

Después de un desayuno lleno de risas y charlas animadas, Charlus los guió hacia el salón, donde había preparado una sorpresa especial. Al abrir la puerta, los niños encontraron la habitación decorada con globos y serpentinas, y una mesa llena de regalos y dulces.

—¡Wow! —exclamó Sirius, corriendo hacia los globos.

—Esto es increíble, papi —dijo Remus, mirando los regalos con asombro.

—¿Podemos abrir los regalos ahora? —preguntó James, sus ojos fijos en los paquetes envueltos.

Charlus se rió y asintió.

—Claro, pero primero, hay una sorpresa más. Vamos a tener algunos invitados especiales.

Antes de que los niños pudieran preguntar más, se escuchó el sonido de un coche acercándose. Charlus los llevó a la puerta, donde vieron a Molly Weasley bajando de su coche con Arthur y Bilius.

—¡Feliz cumpleaños! —dijo Septimus con una gran sonrisa mientras Arthur y Bilius corrían hacia la puerta.

—¡Arthur! ¡Bilius! —gritaron los tres niños, corriendo a recibir a sus amigos.