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La mañana había llegado con su rutina habitual para Fang, quien había terminado su tarea de repartir pedidos en las madrugadas y se dirigía ahora hacia su colegio, aprovechando el frío matutino para llegar temprano

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La mañana había llegado con su rutina habitual para Fang, quien había terminado su tarea de repartir pedidos en las madrugadas y se dirigía ahora hacia su colegio, aprovechando el frío matutino para llegar temprano. Mientras caminaba por los pasillos, divisó a sus amigos charlando animadamente afuera del salón sin percatarse de su presencia.

-No puedo creer que sea yo de todos a quien le va peor en el amor. Soy apuesto, tengo carisma, ¿qué más podría pedir una chica para fijarse en mí? -se lamentaba dramáticamente Chester, el chico de cabellos rosados.

-Chester, relájate. Pronto aparecerá la indicada, ya lo verás -intentó calmarlo Buster, el pelinaranja.

-Estás exagerando, Chester. No te preocupes tanto por eso -añadió Maisie, la chica de cabello blanco.

-Ustedes hablan como si fuera fácil. Tienen su pacto de casarse entre ustedes si llegan a cierta edad -protestó Chester, haciendo una mueca exagerada.

-Actualizamos el pacto recientemente. Ahora es a los 35 años -corrigió Maisie con una sonrisa burlona.

-Por eso Buster está tan tranquilo -exclamó Chester con gestos teatrales, como si estuviera en una escena de novela.

-Oh, vamos, Chester. No eres el único soltero del grupo. Mira a Fang, él también está solo y no anda lamentándose por ello -intervino Buster, tratando de calmar el ambiente.

-Es diferente. Fang elige estar solo. Siempre tiene a varias chicas tras él y simplemente las ignora -argumentó Chester, cruzándose de brazos como un niño contrariado.

-No lo culpen. Todos sabemos que él está esperando enamorarse profundamente una sola vez y entregar su corazón a la persona adecuada -dijo Maisie con una sonrisa cómplice.

-Parece que la suerte del amor elige a quién bendecir -suspiró dramáticamente Chester, llevándose una mano a la frente como si estuviera a punto de desmayarse.

Maisie le dio un ligero golpe en la cabeza y señaló discretamente hacia Fang, quien los observaba divertido.

-¡Fang! No te habíamos visto -dijo Chester, tratando de recuperar la compostura-. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Fang se dejó ver con una sonrisa pícara en el rostro.

-Suficiente para darme cuenta de que soy el protagonista de tu drama amoroso -respondió con humor.

Los cuatro amigos estallaron en risas, aliviando la tensión de la conversación. A pesar de los dramas de Chester, siempre encontraban consuelo en la camaradería y el humor compartido.

Pronto, los estudiantes comenzaron a dirigirse a sus asientos cuando el profesor Gale, un hombre de cabello blanco y estatura baja, entró en el aula. Todos lo saludaron con respeto y aprecio genuino, ya que el profesor era querido por todos.

-Buenos días, niños. Tengo excelentes noticias -anunció el profesor, su sonrisa cálida iluminando la habitación.

Todos se callaron, ansiosos por escuchar qué tenía que decir el profesor. Él buscó entre sus papeles y sacó uno en particular.

El Ángel De Los Ojos Perdidos |  FANGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora