Capítulo 66.

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Maratón 1/5.


─┈ꗃ ▓▒ ❪ act four ― chapter three. ❫ ▒▓



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UNA VEZ ESTACIONÓ EL COCHE en frente de la casa de los Uley, Agatha redirigió sus pasos hacia la casa donde vivían Sam y Emily. Al no haberse cruzado con ningún miembro de la manada por el camino, incluso tampoco se escuchaban alrededor de los bosques que rodeaban la Push, dedujo que se encontrarían ahí. Y no se equivocaba. Cuando llegó a la casa, a escasos metros, escuchó varias voces hablando y gritando a la vez, pisándose entre ellos para hablar.

Sus sentimientos y emociones eran confusos. Si bien haber dejado de lado, por fin, todo aquello que la atormentaba respecto a los Cullen, era algo que realmente la hacía sentir mejor; ahora no sabía cómo reaccionaría la manada. Ella seguía siendo la misma, en cierta manera, pero también había cambiado. Podía decirse que físicamente se veía igual, casi en su totalidad. Su piel, antes bronceada durante todo el año, ahora era más pálida. No tanto como la piel marmolea de los fríos pero se asemejaba a esta; lo que sí era, sin duda, fuerte como un diamante. En cambio, en cuanto a habilidades y destrezas, habían mejorado e incrementado con el cambio. Sus sentidos, ya desarrollados por la licantropía, se habían agudizado más, permitiéndole escuchar desde una lejanía mayor y podía oler con más facilidad que antes. Además, había adquirido la velocidad vampírica típica de los vampiros, lo que la hacía más rápida.

Y su don.

Agatha era un espejo. Podía adquirir los dones de otros vampiros, así como, al adquirir el don de Sebastián Gerard, también podía suprimir los dones de aquellos vampiros si se lo proponía. De la misma forma que había suprimido, a la par que adquirido, el escudo que, como algo excepcional y raro, Isabella Swan tenía. El hecho de adquirir o suprimir dones sin darse cuenta era algo que no le agradaba en demasía, pues sentía que le estaba arrebatando una parte de su esencia a la persona en cuestión. Y se lo había hecho saber a Marcus ―con quién tenía más confianza de los tres reyes― antes de partir hacia Forks, de nuevo.

"Debería avisar que he llegado bien y que todo sigue según lo establecido" pensó para sí misma la híbrida.

No supo los minutos que pasaron desde que llegó a la casa hasta que las voces cesaron, siendo entonces cuando se permitió entrar. Un largo suspiro se escapó de sus labios, mientras daba los primeros pasos para acortar la distancia que restaba entre el pie de los cuatros escalones que daban al porche hasta la puerta. Y, una vez ahí, se apoyó en el marco de ésta, mostrándose ante sus hermanos de manada. Sus amigos de toda la vida.


― ¿Me habéis echado de menos? ―preguntó, con un puchero en su rostro, en un susurro, para después añadir―. Porque yo a vosotros sí, y os he necesitado mucho estas semanas.

¡Aggie! ¡Agatha! ¡Aggs! ¡Enana! ¡Lobita! ¡Atha!

Todos los motes y apodos, su nombre, fue coreado con efusión.


Sin poder evitarlo, una lágrima recorrió su mejilla, que rápidamente quitó. Se adentró a la casa, que tanto le recordaba a lo que era un verdadero hogar, y empezó a abrazar y besar las mejillas de todos. Aprovechó para robarle un panecillo a Jared, sorprendiendo a todos, pues no esperaban que pudiera seguir comiendo. Finalmente, se refugió en los brazos de Sam, quien rodeaba su flacucho cuerpo, brindándole esa paz y tranquilidad que tanto anhelaba. Y, por último pero no menos importante, Emily. Todavía seguía buscando a algún vampiro que tuviese el don de la sanación, pues quería cumplir su promesa.

Unos meses atrás le prometió a su cuñada, su mejor amiga, su hermana, que encontraría una solución para las cicatrices de su rostro, provocadas por Sam en un momento de ira, donde perdió el control y la hirió. Y todavía no la había encontrado, pero seguía confiando en que lo conseguiría. No por algo se caracterizaba por ser una persona terca y cabezota.

Se sentó en el único sitio libre que quedaba, llevando el panecillo a su boca. No había nada como la comida de casa, como la comida que preparaba Emily para la manada. Sonrió inconscientemente; era la primera vez que pasaba tanto tiempo separaba de su familia.

―Muero por un pollo al limón, Ems ―exageró la híbrida, sonriendo―. No comeré pasta en mucho tiempo, he comido demasiada en Volterra.


Algunos riendo, quizá pensando que era una exageración, puesto que la comida favorita de Agatha Zorkin era la pasta. Cualquier tipo de pasta. La amaba con toda su alma.

―Imagino que tienen dudas ―murmuró, cuando terminó el panecillo que le había robado a su amigo―. Soy un híbrido. Todavía puedo seguir convirtiéndome en una loba, como hasta antes de que... de que sucediera todo ―con esas palabras pudieron darse cuenta que todavía le era difícil hablar sobre esa tragedia, siendo algo que ella no buscó en ningún momento―, pero también tengo una parte vampiro. Mi cuerpo no acepta la sangre humana, imagino que porque al ser una híbrida, mantengo esa humanidad... me aferro a la vida por un hilo, como quien dice. Entonces, con beber sangre animal una vez por semana, no tengo sed de sangre. Tampoco me atrae la sangre de los humanos, como es lógico. De ahí el buen autocontrol que tengo, por eso pude volver tan pronto, aunque para mí fue una eternidad estar lejos de todos vosotros ―admitió, encogiéndose ligeramente de hombros.

―Si no quieres hablar de ese día... ―empezó a hablar Jared, siento interrumpido por Paul.

―No es necesario que lo hagas, enana ―terminó Paul, con una sonrisa burlona por haber terminado la oración que su beta iba a decir.

―Gracias, sigue siendo duro para mí ―susurró―. ¡Por cierto! Tengo un don genial. Algunos vampiros tienen dones, ¿sabíais? Los Cullen los tienes... digo, algunos. Edward es un telépata, puede leer la mente; Alice ve el futuro de las personas, que puede cambiar según el rumbo de las decisiones que toman; y el imbécil de Jasper es un empático, puede sentir y controlar las emociones.

Algunos se rieron por el insulto, a pesar que no les agradaban los Cullen y mucho menos después de haber lastimado tanto a su hermana con su partida.

―Soy un espejo. Eso significa que puedo copiar los dones de otros vampiros, lo cual es útil pero, a su vez, tampoco me gusta demasiado.

La conversación se alargó hasta la hora de la cena que, Emily Young, haciendo feliz a la recién llegada de vuelta, preparó ese pollo al limón que tanto le gustaba a Agatha.

Aggie estaba de vuelta y, por un tiempo, esperaba que las cosas se calmasen.


* *

n/a. llegamos a las 50K leídas y, por ende, se viene maratón. cinco capítulos del tirón, desde hoy (miércoles 10) hasta el domingo 14. Y, como siempre, tras una maratón, me tomaré un descanso para actualizar mis otros fics.

¡aggie volvió con la manada! y ya de ya, entramos en eclipse en todo su esplandor. puedo decir que será bastante parecido al libro de stephanie meyer, al menos, gran parte de su trama principal, ah. ya será original el último acto (que ya tengo planeado en mi mente, ahre).


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YUANFEN | Jasper Hale & Edward Cullen #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora