~Prisionero de un triste destino, sin libertad, ¿de qué sirve volar?~
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La calma le invadía, aunque sentía un gran dolor no sabía explicar bien por qué el extraño fenómeno que estaba experimentado a decir verdad no le cabía en la cabeza que ocurría, de un momento estaba en el Edén para luego pasar a ser un Ángel encargado de asesinar a su propia descendencia, pero ¿acaso podían esas criaturas sus hijos?
No quería indagar en ese tema puesto que a su punto de inflexión había más cosas de las que podía pensar que en eso, oh claro . . . él era el comandante de un selecto grupo de Ángeles que acaban con la vida de los pecadores en el Averno gracias a la bendición de su hermana la Arcángel de la muerte Azrael.
Pero en ese momento todo lo que había vivido tanto como su vida Inmortal en el Edén, su vida mortal en la tierra, su nueva vida como un Ángel del Cielo pasaban por sus ojos, no lo entendía no podía entender que rayos pasaba que ocurría, porque el de estos recuerdos ahora.
- ¡Señor! ¡Señor! - gritaba una voz femenina
El solo podía escuchar aquella voz no podía reconocer de quien era por lo que su mente una vez más lo bombardeo con recuerdos que él había enterrado en lo profundo de su memoria, pero ahora volvían a salir.
- Adán -
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