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~ ¿Dónde esta mi lugar? . . . En el Cielo estoy de más, ¿Dónde fue la malvada libertad? ~

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La pequeña reunión con Astaroth no fue del todo mala, si bien le dijo cosas que sinceramente lo molestaron de gran manera, también le brindo información, información de Lilith y Naamah, ambas lo estaban buscando y para rematar no solo ellas, sino que Azrael también lo buscaba, ella era la Arcángel de la Muerte ese es su dominio era solo cuestión de tiempo que ella notara lo raro en que su alma no estuviera en sus manos, pero sinceramente no quería verla, no quería que ella de entre todas las personas lo viera así, como lo que su hermano es, como lo que Denji es, como un Ángel Caído, no podría soportar ver su mirada de rechazo o peor aún de lastima.

Con tranquilidad siguió caminando por las calles del Anillo de la Soberbia, aunque esta vez ningún pecador se encontraba presente tal parecía que la presencia de Astaroth aún se encontraba y les provocaba un miedo indescriptible, por lo que siguió sin prestarle atención a ese detalle, al seguir su ruta llego hasta el territorio de la traficante de armas y al estar ahí los pecadores como Demonios se encontraban parecía que el poder e imponencia de la Duquesa del Averno no llegaba tan lejos, desde lejos los pecadores y Demonios lo veían pero no se acercaban a él, pues sin saberlo el primer hombre exudaba un aroma que haría temblar a cualquiera, el olor que desprendía era el de un Serafín o más bien el de un Ángel Caído del grado de Samael.

Algo de lo que Adán no se había percatado fue que cierta recién renovada Ángel lo había visto y aunque sonara hipócrita se alegró de verlo con vida, es mas no podía creer que estuviera con vida, tal vez eso era a lo que se referían sus sueños, ella debía de buscarlo ella debía de encontrarlo y casi sin esfuerzo alguno lo encontró, por lo que sin miedo o vacilación con rapidez extendió sus alas y alzo rápidamente el vuelo para llegar hacia él, su Señor.

Adán no prestaba mucha atención a su alrededor, pues las palabras de Astaroth aun resonaban en su cabeza, que Lilith lo buscara era una cosa y que Naamah lo haga también, pero que ambas lo busquen en conjunto era algo que sinceramente lo ponía en una situación difícil, iba a seguir en sus pensamientos pero no se esperó que alguien se le abalanzara, es por ello que ambos cayeron al suelo, el primer hombre iba a actuar de inmediato pero no sintió que le estuvieran haciendo algo fue por ello que bajo la mirada para observar una cabellera albina plata con un listón de color rojo, esto lo extraño pero al comprender de quien se trataba iba a alejarla pero escucho la voz de Vaggie entre cortada

- S-señor . . . Perdóneme, perdóneme por fallarle, por haber cometido esa estupidez, perdóneme por ser tan ingenua, perdóneme por rebelarme ante usted, perdóneme por haber acribillado a mis hermanas, por favor, Señor, perdóneme – suplicaba Vaggie con la voz ya rota en sus mejillas lagrimas bajando

El Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora