𝘖𝘶𝘳 𝘍𝘢𝘮𝘪𝘭𝘺 𝘐𝘴𝘯'𝘵 𝘕𝘰𝘳𝘮𝘢𝘭 ; 𝘖𝘷𝘦𝘳𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩 ༅

⌑ Ceño 𝗙𝗿𝘂𝗻𝗰𝗶𝗱𝗼 💭 · ✧

Hecho por: JP2727

Silencio, era todo lo que había en aquella sala, específicamente en la casa de Genji, donde dos personas se veían con un gesto molesto y con caras de pocos amigos.
Genji, Cassidy, Hana y Kiriko estaban escondidos detrás del sofá un poco tensos por el ambiente, que se podía cortar con un cuchillo.
Pero te preguntarás... ¿Qué sucede?
Déjame contarte que ocurre.
Era un viernes por la mañana, Genji había quedado con sus amigos en su casa, por lo que estaban teniendo un momento de alegría y felicidad, hasta que una persona extra, amiga de Kiriko y Hana, había llegado de sorpresa junto con estas mismas. Esta mujer tenía un gesto de ira en su rostro en todo momento y aunque tanto Genji como Cole intentaron hablar con ella su tono de voz y actitud la hacían una persona difícil de relacionarse.
A todo esto, Hanzo llegó a la casa de su hermano, ambos se miraron a los ojos y observó la situación de como la mujer ignoraba a su hermano y tenía la mirada perdida.
Al mirarse ambos se formó un silencio bastante incómodo y tenso.
— ¿Quién es? — Preguntó con un tono serio el arquero.
— Llamame Illari. — Respondió la mujer con el mismo tono.

Y así es como llegamos a la situación inicial, ambos tenían cara de pocos amigos, lo que había provocado el incómodo silencio mencionado al principio.
La chica era joven, podía notarlo, pero por algún motivo sentía que eran similares en cierto modo.
— Deja de fruncir el ceño. — Hanzo rompió el silencio. — O terminarás como yo. —
— ¿Tú no naciste así? — Respondió la chica de Perú con un tono entre serio y sarcástico.
— Yo no lo estaba haciendo... ¿Qué hay de usted? — El silencio incómodo volvió, no había forma de acabar con esa situación, era ¡DEMASIADO!
— ¡Esto es demasiado para mí! — Hana estaba a punto de colapsar, era demasiada tensión incluso para ella.
— Yo normalmente sé que decir... — Miró a su mejor amigo y lo tomó por los hombros para sacudirlo algo desesperada. — Genji, es tú hermano, ¡has algo! — Kiriko respondió a su novia.
— ¡Si digo algo probablemente me maten por segunda vez! — Ahora, Genji se volteó e hizo lo mismo que hizo Kiriko con él. — Cole, es tu novio, ¡dí algo! — El peliverde reclamó.
— Maldición... — Respondió el vaquero mientras pensaba que decir, pero fue salvado por la campana.
Cuando estaba en el momento más incómodo, Mercy llegó salvando la situación.
— Preparé café, ¿alguno quiere? — La felicidad terminó pronto, todos saben que a Ángela no es como que se le dé muy bien preparar café. — Bien, bien... Solo lo calenté, Genji lo preparó. —
— ¿Podría tomar un poco de té? — Dijeron tanto Hanzo como Illari simultáneamente, lo que provocó que se viesen con una mirada desafiante y obviamente con el ceño fruncido.
Ángela rió.
— Ustedes son como padre e hija, ¡tienen exactamente el mismo gesto! — Esto alivió un poco la situación.
Hanzo miró a la chica, era jóven y quizás sí se parecía un poco a él en cuanto a su personalidad.
Por su parte la chica miraba al mayor, a pesar de su comportamiento sabía que en una pelea probablemente perdería antes de poder usar sus habilidades, sin embargo, era alguien al que sentía respeto.
— Lamentablemente no tengo más té, ¿podrían ir a la tienda y comprar un poco? ¡Para qué vean que son muy similares! —
Ambas partes se miraban serios, mientras que Genji, Kiriko, Cassidy y Hana miraban como la rubia aliviaba la situación. Rápidamente tanto la chica como el hombre asintieron y salieron de la casa tomando unas cosas.
Al salir un suspiro de alivio salió de todas las personas de la casa.
¡La situación era demasiado tensa!

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Illari caminaba junto a Hanzo en un silencio bastante incómodo, pero el mayor de pronto rompió el silencio.
— Su mirada, la conozco, es la mirada de alguien que perdió algo importante. — Habló con un tono reconfortante.
— ¿Có-Cómo? — Preguntó incrédula la jóven.
— Yo tenía esa misma mirada hasta hace algunos meses, sé lo difícil que puede ser, sobretodo a su edad. — Siguió comentando el arquero, aligerando el ambiente.
— Mi pueblo... Yo, bueno mi poder... Se salió de control y todos murieron frente a mí. — Dijo en un tono más bajo.
— En mi caso, cuando mi padre murió, fui obligado a matar a mi hermano para ser el único heredero del clan al que pertenecía. —
Ambos eran muy similares, quizás Mercy tenía razón, eran como padre e hija.
— Escúchame jóven, usted tiene una vida por delante, cometiste un error pero no debes de vivir con arrepentimientos, preocúpase por su bienestar y en mejorar para lograr lo que realmente busca. — Hanzo había aprendido bastante desde que había formado a su familia, entonces pensó en compartirlo con alguien más.
Illari sonrió ligeramente y de manera inconsciente, de alguna forma esas palabras le habían llegado al corazón, pero no lo demostraba.
Ambos hablaron un poco más de lo que habían pasado.

Llegaron a una pequeña tienda, por lo que comenzaron a buscar el té y unas cuantas cosas más.
— Shimada, ¿crees qué este té sepa bien? — Dijo mostrando una pequeña caja de té de limón.
— Ese no lo he podido probar, prefiero el té negro. — Dijo mirando atentamente la caja.
Illari estaba dudosa, realmente ese parecía delicioso, ¿debería confiar en el gusto del Shimada mayor?
No tuvo tiempo de pensar cuando un disparo llamó la atención de ambos, al asomarse pudieron ver como tres hombres asaltaban el local.
Illari dudaba en intervenir, la razón de esto es que sería complicado controlar su poder y si causaba un desastre se sentiría peor, pero ese sentimiento se fue cuando una mano la agarró del hombro.
— Sin arrepentimientos... — Dijo en un tono serio el arquero.
— Sin arrepentimientos... — Respondió un poco más segura de sí misma.
Hanzo se acercó sigilosamente por el pasillo mientras era seguido por Illari, rápidamente trazaron un pequeño plan improvisado.
En un salto Hanzo derribó a uno de los tres hombres, mientras los otros dos se voltearon para apuntarle, pero una luz cegadora iluminó todo el local dejando a los presentes sin vista.
Un rato después llegó la policía, pero ya no había nadie, solo un cajero muy confundido, tres criminales atados bastante confundidos y aturdidos, y el dinero sobre la mesa donde se encontraba la caja registradora con una lista pequeña de objetos.

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Nuestros protagonistas caminaban por el parque, decidieron dar ese recorrido, Hanzo cargaba unas bolsas con varias cosas, mientras que Illari tomaba un batido de chocolate y caminaban en silencio, pero está vez no era incómodo.
— Al final compró el té de limón, ¿no?— Hanzo preguntó mirando los objetos en la bolsa.
— ¡Sin arrepentimientos! — Recalcó la mujer causando una risa pequeña en ambos que se habían hecho bastante amigos.
— Lo hizo bien, jóven. Puede venir a hablar conmigo cuando quiera. — Dijo Hanzo volviendo a su tono habitual
— Después de esa batalla, creo que necesito que me entrenes un poco. — Respondió en un tono serio la joven Illari.
— Estaré encantado de brindarle un entrenamiento, en todo caso luchó bastante bien, hizo que se arrepintieran de haber robado. — Dijo Hanzo con un tono orgulloso que dejó a Illari bastante contenta, pero no lo demostraría jamás.

Hablaron de bastantes cosas extras y al llegar a casa a pesar de que seguían con el ceño fruncido la situación no era tan incómoda, dejando a todos curiosos de lo que había pasado en ese pequeño viaje.

Fin.