Empecemos por el principio

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Siempre he odiado a esas personas que no te ponen en contexto cuando hablan, como si todos fuéramos capaces de estar dentro de su cabecita y saber exactamente en qué están pensando. Por favor, explícate. 

Y en eso estamos. En el principio de la historia. De mi historia, al parecer. 

POV 3 persona

Helena Hill nunca ha sabido cómo encajar en los círculos sociales. De pequeña, siendo tan solo un bebé, la dejaron en la puerta de una vecina de sus padres, bastante mayor. Esto ocurrió a la corta edad de 3 meses, ¿Qué clase de monstruo haría eso?. Dentro de lo malo de la situación, Helena tuvo suerte de que Margarita, la vecina, tuviera un alma piadosa y decidiera acogerla en su casa como si fuera su hija. O en este caso y por la edad de la pobre Marga, su nieta. En casa de Marga nunca la faltó comida, un techo o ropa, nunca tuvo lujos, pero se mantenían con lo justo que era para lo que daba la pensión de la mujer. 

Helena nunca fue una alumna de sobresaliente, pero pasaba de curso. No era muy estudiosa y siempre estaba hablando con su 'amiga imaginaria'. Se puede decir que era un alma distraída y con carácter. Carácter que desarrolló en el instituto, cuando todo el mundo se reía de ella. La llamaban 'Melena' por su larga y densa cabellera pelirroja, que siempre llevaba recogida por vergüenza. Era la única persona en todo el pueblo con ese color de pelo; y eso en un pueblo perdido en medio de la nada, daba pie a burlas.

Es por eso que Helena no llegó a tener amigos, pero nunca se sintió sola porque Lía siempre estaba con ella. 

Marga aguantó todo lo que pudo, pero un año, tras una devastadora pandemia, no aguantó más y falleció. Helena tenía 17 años por aquel entonces y ya sabía cuidar de sí misma porque los últimos años de Margarita casi se hacía cargo de todo. Tras el funeral, que coincidió con su graduación en el instituto, decidió irse de esa casa y empezar una vida de 0.

No puedo ser tu LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora