¿Qué debo hacer si mi padrastro me ama demasiado?

Capitulo 12

Estaba acostada en la cama del hospital y había dormido durante mucho tiempo. Sin embargo, estaba cansada, como si nunca hubiera dormido en su vida.

Su mente estaba cubierta de nieve y su último recuerdo estaba vacío. El pasado era como nieve iluminada por el sol, que se había derretido y evaporado en un lugar limpio.

¿Quién era ella?

¿Donde estaba ella?

Primero sintió que su cabeza se hundía en una gran almohada blanca. Una mano cálida acarició suavemente su cabello, moviéndolo hacia adelante y hacia atrás con mucha comodidad.

No podía explicar el tipo de apego que sentía. Era como un padre, lo cual la tranquilizaba.

Como un animal recién nacido y por instinto, cerró los ojos y se inclinó más cerca.

La mano del hombre dejó de moverse. La mitad de su rostro estaba sobre su mano y se frotó contra ella. La piel en contacto con su rostro estaba áspera y seca, у había una ligera sensación de hormigueo en su mejilla, pero no lo evitó.

Él la llamó: Tingyu.

La voz del hombre era profunda, familiar y al mismo tiempo desconocida.

Ting Yu.

¿Quién era Tingyu?

Lo pensó durante mucho tiempo. Le dio un dolor de cabeza terrible, pero aún no lo entendía.

Pero ¿quién era este hombre?

El hombre estaba sentado en el borde de su cama, a la sombra de la luz de fondo. Parecía que venía todas las tardes y se quedaba allí sentado, observándola en silencio.

Todos los días se cambiaba el ramo de flores del jarrón que había junto a la cama del hospital. El olor fragante impregnaba la habitación, tapaba el olor del desinfectante y la hacía ligera, fresca y cálida.

A veces se inclinaba y le besaba el pelo, la frente, los ojos, las mejillas... y luego le daba un beso prolongado en los labios, un beso entre amantes.

Sus labios estaban húmedos y sus pestañas temblaban tan finamente como las alas de una mariposa.

Una tarde lluviosa, en el aire húmedo, abrió los ojos con dificultad y miró aturdida el mundo gris que tenía frente a ella.

Todo fue como un renacimiento.

Finalmente vio al hombre sin rostro que a menudo aparecía en sus sueños.

Era un hombre muy atractivo. Parecía mucho mayor que ella, con una figura alta y recta y rasgos atractivos.

Cuando el hombre vio que ella estaba despierta, apretó suavemente su mano entre las suyas.

Él preguntó: "Tingyu, ¿todavía te duele la muñeca?"

Sólo entonces se dio cuenta de repente de que su nombre era Tingyu.

Sus manos eran blancas y delgadas y su muñeca estaba cubierta con una gasa gruesa. Bajó la cabeza, evitando la herida, y besó apasionadamente cada uno de sus dedos.

Tianyu no se escondió y dejó escapar un gemido con los ojos nublados.

-Tingyu-levantó la manta y la levantó en posición horizontal, como si estuviera protegiendo un tesoro-. Cariño, vámonos a casa.

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