NARRA LENA (MyLastSecond)
-"¡Mi único amor nace de mi único odio! Muy pronto le he visto y tarde le conozco. Fatal nacimiento de amor habrá sido si tengo que amar al peor enemigo."-
Después de salir a escondidas del internado caminé unos dos o tres kilómetros hasta llegar a la ciudad. Una vez allí no supe que hacer o donde ir y fue cuando me di cuenta de la tontería que había hecho, aunque ya era demasiado tarde para arrepentirme. Vagué sin rumbo por las calles abarrotadas de transeúntes durante un par de horas hasta que llegué a una plaza medio escondida. Su aspecto era mágico, con casas antiguas y un jardín que ocupaba gran parte del lugar. Los estresantes sonidos de la ciudad no llegaban a aquel apacible lugar y cuando vi la cafetería donde me encuentro en estos momentos no dudé ni un momento en entrar.
La cafetería "Shakespeare" es un pequeño y acogedor local donde tres tardes entre semana se representan fragmentos de obras teatrales de Shakespeare u otros dramaturgos y sus noches de los fines de semana son conocidas por los recitales de poesía que organizan.
Cuando entro la primera cosa que llama mi atención es la decoración con influencias francesas antiguas y ambiente hogareño. De las vigas de madera del techo cuelgan flores secas y los grandes ventanales que dan a la calle permiten que el local esté muy iluminado. En el sitio más luminoso de todo el local se encuentran un chico y una chica leyendo lo que puedo reconocer como "Romeo y Julieta", la historia trágica de amor más famosa de todos los tiempos. Me quedo mirándolos fijamente enfrascada en su lectura hasta que un muchacho con el cabello castaño y largo hasta los hombros y con los ojos ámbar (que resulta ser el camarero) toca mi hombro y sonríe llamándome la atención.
-Señorita, si quiere puede seguir escuchando la lectura sentada, le prometo que le daré la mejor mesa de todas- dice amablemente mientras sonríe.
-Oh, por supuesto...- susurro avergonzada. Seguro que debe creer que soy una maldita friki (aunque en realidad lo soy).Sigo al camarero hasta una mesa cercana a la pareja que lee y cuando me acerco a la silla la saca para que pueda sentarme, acto que hace que me sonroje. Y bueno, por si no lo sabías, como mi piel es muy pálida, mi nariz y mis pómulos seguramente parecen dos tomates en estos momentos.
-¿Qué desea pedir?- pregunta el chico aguantando la risa al verme avergonzada y me entrega la carta.
-El capuccino tiene buena pinta...- respondo, pero de repente recuerdo que no cogí el bolso al salir del internado y miro los bolsillos del suéter. Solo llevo tres libras y el capuccino cuesta cuatro -...pero no llevo suficiente- termino más avergonzada y sonrojada si eso es posible.Por un momento creo que me van a sacar de una patada de la cafetería pero sin ninguna explicación el muchacho empieza a reír. Cuando se recobra del ataque de risa sonríe cálidamente y coge la carta poniéndola debajo de su brazo. -¿Sería muy descarado si le pidiera saber su nombre y tutearla?- pregunta sin dejar de sonreír ni un momento.
-Eh... Para nada... Me llamo Lena-. ¿Querrá echarme del local pero es demasiado educado para hacerlo por las malas?
-Tienes un nombre precioso, Lena. Mi nombre es Adrien. No quiero parecer muy lanzado, pero ¿qué opinas sobre que te invite yo a un capuccino y cuando termine mi turno me devuelvas favor paseando un rato?- Mientras lo dice no para de sonreír y sin tener ni idea de porqué voy a hacerlo, le devuelvo la sonrisa y asiento tímidamente con la cabeza. ¡Ya me he metido en problemas por salir del St. Paul! ¿Qué más da tener unos problemas más o unos menos? -Sus deseos serán concedidos, bella Lena-. Y tras estas palabras, se va para traerme mi preciado capuccino y una sonrisa preciosa de regalo.
A partir de este momento la tarde va avanzando sin darme cuenta, entre versos de Romeo y Julieta y sonrisas de Adrien. ¡Nunca me lo había pasado tan bien!
Cuando termina el turno del castaño, se acerca a mi mesa y caballerosamente desliza mi cárdigan por mis hombros para salir a la calle. Ya son las 9 de la noche, y como es habitual en Inglaterra está lloviendo y bueno, no llevo paraguas.-Toma mi paraguas, Lena-. Adrien me lo tiende pero niego tímidamente.
-No quiero que pilles un resfriado por mi culpa...-
-Entonces compartámoslo- me guiña un ojo y sin darme tiempo a responderle pasa un brazo por mi hombro y me pega a su costado. Venga, adivinad que pasa en ese momento. ¡ME VUELVO A SONROJAR COMO UN TOMATE! Nunca había estado tan cerca de un chico excepto anoche con Erik...
Y de igual manera que antes, se me pasa el tiempo volando mientras charlo con Adrien. Él me pregunta sobre mí y mis gustos. A su vez, yo trato de conocer también al desconocido al cual he seguido como un corderito sin saber absolutamente nada de él. Al final de la noche descubro que su nombre completo es Adrien Lightwood, que tiene 19 años y trabaja en la cafetería Shakespeare para pagarse la carrera de filología.
-¿No deberías volver al internado?- pregunta él cuando llevábamos un rato andando en un confortable silencio.
-Sí, pero...- agacho la cabeza y muerdo mi labio sin terminar la oración.
-¿Pero?- continúa Adrien y coloca su dedo índice debajo de mi barbilla para levantar mi rostro y mirarle a los ojos.
-Esta mañana discutí con mi compañera de habitación y no creo que se lo haya tomado muy bien...-
-Es imposible enfadarse contigo, Lena. Tu dulzura es superior a cualquier otra cosa. Hagamos una cosa, te dejo mi teléfono para llamarla y que venga a buscarte, ¿de acuerdo?-
-No tengo otra opción, ¿verdad?- ladeo un poco la cabeza mientras lo pregunto y se me escapa una pequeña sonrisa.
-Eso creo-.
Me pasa el teléfono y llamo a Sky, pero no me lo coge y lo vuelvo a intentar, obteniendo el mismo resultado. Cuando le estoy devolviendo el móvil al castaño éste empieza a sonar y miro esperanzada a que sea mi loca compañera de habitación la que está llamando pero resulta ser su compañero de piso.
-Nada me gustaría más que poder estar un rato más contigo y acompañarte al internado, pero mi compañero de piso se ha quedado encerrado dentro del ascensor del edificio donde vivimos y no hay nadie para poder sacarlo.-
-Tranquilo, ve a ayudarle, yo iré sola...- intento parecer segura, aunque tenga un poco de miedo.
-Me ha encantado pasar tiempo contigo, Lena. Prométeme que la semana que viene volverás a la cafetería.-
-Eh, lo intentaré si no me mata la directora antes- bromeo y rápidamente Adrien toma mi mejilla izquierda suavemente con su mano y deja un ligero beso en la otra.
-La separación es tan dulce pena que diré "buenas noches" hasta que amanezca, bella Lena- se despide mientras empieza a andar de espaldas.
Y así es como me quedo sola por la noche en una ciudad que no conozco y sin ninguna forma de volver al St. Paul.
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¿Juras ser mi amiga?
Teen FictionDos chicas, un mismo internado. Skylynn, una chica que no puede callar las verdades y siempre está llena de energía llega a St. Paul. Allí deberá emprender de nuevo su vida estudiantil, pero esta vez lo hará con Lena, una chica reservada y algo susc...