Capítulo 13: El piso de Sebas

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NARRA SKYLYNN (polimeritade)

-WE MIGHT AS WELL BE LOVERS ON THE SUUUUN-Sebas y yo entonamos la canción de David Guetta mientras vamos a la ciudad. El chico ha pensado en todo y ha traído unos altavoces para su móvil. Curiosamente, tenemos gusto de música muy similar. Casi estamos allí, han sido como unos diez kilómetros de curvas por una empinada carretera, llenos de música y cantos infernales por parte de ambos. Sebas decide cortarme a mitad canción.

-Bueno, Sky, háblame de ti.

-No soy demasiado interesante, Sebastian.

-Juguemos a las preguntas. ¿Por qué no me llamas Sebas, como todos?

-Meh, porque no soy como todos, señor popular.-Siento que tengo que hacer la pregunta siguiente-Mi turno. ¿Por qué te llevas tan mal con tu hermana?

Él pone mala cara. Parece que no le gusta hablar del tema.

-¿Tengo que contestar ya a eso? Es un poco largo...

-Hombre, si no te importa...

-Cuando eramos pequeños...-suelta un suspiro y se lo piensa mejor.-Mira, no te conozco casi tampoco, así que no voy a contestarte a eso.-Abro y cierro la boca cual pez fuera del agua. Quiero saber porque es así.

-Bien. Hagamos una cosa. ¿Recuerdas que me has pedido una cita al salir del instituto?-se tensa, nervioso por mi respuesta. -Pues, pese a que tienes novia y que no me parece correcto, accederé a ir contigo a la carrera. Pero quiero saber por qué tratas a tu hermana así.

-La primera parte de que vengas conmigo me parece perfecto. Lo de la novia... Ella no me ha sido fiel nunca, estamos juntos por mantener la popularidad, lo admito. Y lo nuestro es una cita de "amigos"-dice con una sonrisa.«Sí, ya...» pienso involuntariamente- Te contaré lo de mi hermana... Cuando eramos pequeños ella era la inteligente, la sociable y la guapa. Yo era un crío pequeño. Se metían conmigo porque era bastante afeminado, sin embargo ella me defendía. -Suelto una risa. No se lo que le ve de malo en ser afeminado. Está un poco rojo, me parece adorable. Le revuelvo el pelo. No se como pudo ser así, viéndolo ahora con su chupa de cuero y su media sonrisa. -Siempre le tuve celos, pero no se lo digas o morirás, pelirroja. Ella sin esforzarse lo tenia todo. Después, cuando murió nuestro abuelo, dejo de ser tan amable y charlatana. Yo empecé a crecer, a hacer mucho ejercicio. Gané popularidad y ella la perdió. Y por ser un tonto como soy, en lugar de protegerla cono mi hermana que es y por lo bien que se portó conmigo, me volví su peor enemigo. En realidad, si te digo la verdad, no me gusta ser así con ella...

-Pues no lo seas.

-No es tan fácil.

-Sí lo es, Sebastian. Simplemente díselo.

-Lena no me lo perdonará nunca.-me da pena el rubio.-Mira, ya estamos. Es mejor que guardemos el coche en algún parking y investiguemos a pie.

-¿¡Eres capaz de dejar un coche así en un parking cutre!? No, no. Mejor no.

-¿Que quieres, que lo guarde en mi casa?

-¿Tus padres viven por aquí?

-Ellos...-Se piensa lo que va a decir-Ellos no, pero yo tengo un piso aquí.

-¿Cómo vas a tener un piso aquí, loco?

-Se llama invertir mis ahorros en cosas para el futuro.

-¿En un piso, enserio? Será pijo...

-Déjame. Venga, va. Te llevo y lo guardamos en mi plaza del aparcamiento de allí.

-Por mi...

Pasan unos diez minutos entre las calles principales de la ciudad. Llegamos a un bloque de pisos que parece bastante lujoso. Aparca el coche en una sitio bastante amplio.

-Oye, tal vez Lena esté arriba o acuda aquí.

-¿Tiene una copia de las llaves?

-Efectivamente. Se la di por si a caso la necesitaba. Estoy seguro de que vendrá aquí. Solo le tenemos que esperar.

-¿Seguro?

-Sí, no es tonta.

-Lo se. ¿Y que hacemos? ¿Subimos y le esperamos?

-Sí. Ven, vamos a subir por el ascensor.

-¿Qué planta?

-La última.-Marca el botón diecisiete, efectivamente el último. Se abren las puertas, y una puerta blanca aparece ante nosotros. Abre la puerta con una llave y con otra abre una cerradura de encima, que será de los cerrojos.
-¿¡Esto no es un piso, esto es un ático de lujo!? ¿¡Pero cuanto dinero tienes tú!?-se ríe de mi en mi cara.

-Esto no es nada, mujer. Que impresionable eres. Mira, ven. -Voy donde él está. En una cocina que parece salida de una revista de decoración. Tengo la boca abierta, lo se. Me coge por el brazo. Me gira y me tapa los ojos.-Camina recto.-Me alarmo un poco. ¿Qué me va a hacer este loco?

-¡Ayuda! ¡Un pijo me quiere violar!-grito, en un principio de broma. Me tapa la boca con la mano que me cogía el brazo.

-Por mucho que grites, aquí nadie te va a oír. -le muerdo un dedo de la mano y la quita.

-¡Vale, esto ya no tiene gracia! ¿¡Que haces loco!?

-Quieta, enana.-me abraza por detrás y me quita la mano de los ojos. No entiendo nada. Abro los ojos y veo un paisaje hermoso. Su salón tiene unas ventanas gigantes. El cielo tiene ciertos tonos anaranjados y se ve la ciudad entera.-¿A que es precioso?-me giro para enfrentarle, cerrando los ojos fuertemente. Por un momento pensaba que me iba a hacer algo, soy tonta, lo se. Le pego en el pecho y cierro los ojos exasperada.
-¿Eres tonto, Sebas?
-Me has llamado Sebas. -Sonríe. Él esta agachado. Estamos a menos de tres centímetros. Me quedo embelesada mirando el tono gris amoratado de sus ojos, como siempre. Él desliza sus ojos hasta mis labios, hago lo mismo.

- ♪ I've never tought that you would be the one to hold my heart ♪-me suena el teléfono y los dos saltamos hacia atrás, separándonos. Se pone la mano en la nuca y mira hacia arriba resoplando y yo voy a la entrada corriendo a coger mi teléfono. Me quedo de piedra cuando veo que el que me llama es Connor. Dudo contestarle. Pero decido afrontarlo.

-¿Sí...?-digo.

¿Juras ser mi amiga?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora